miércoles, 1 de agosto de 2012

Alef -Thau (Integrales 1 y 2)


En Mu-Dhara ha nacido un niño muy peculiar. Se llama Alef-Thau y no tiene ni brazos ni piernas, pero los augurios predicen que le espera un gran destino. Alef-Thau tiene que usar la fuerza del amor y su valor para superarse y conseguir las extremidades que le faltan, y que le llevarán a cambiar la existencia de todos los que le rodean.

Alef Thau fue abandonado al nacer por sus padres ya que estos eran perseguidos por una horda de temibles enemigos. Por suerte un psicomago (magos capaces de hacer viajes astrales para realizar cosas asombrosas) lo encuentra y lo toma no sólo como hijo adoptivo, si no también como pupilo. Un aprendiz algo inusual, ya que el joven Alef Thau es sólo un torso. A partir de aquí el muchacho emprenderá un viaje para conseguir estar completo en cuerpo y alma por un mundo repleto de seres fantásticos a la par que peligrosos.
Poco imaginaban Arno y Alejandro Jodorowsky ( el primero a los lápices y el segundo a cargo del guión) que en poco tiempo Alef Thau se convertiría en un clásico del cómic europeo. Con un guión elaborado, repleto de aventuras,de amor, de filosofía y bebiendo de los mitos griegos en particular (Alef Thau debe ir superando pruebas para completar su cuerpo) Jodorowsky nos lleva a un lugar de ensueño llamado Mu-Dhara. Un lugar que Arno con tremenda precisión y con un colorido que deja a parte colores chillones y estridentes representará a la perfección. Y no sólo Mu- Dhara es un ejemplo de que Arno era un tipo desenvuelto con su trabajo, si no que los personajes que creó, en especial  el protagonista (con sus diferentes fases y evoluciones) también daban fe de su maña. Quizá la única pega es que entre álbum y álbum (sobretodo muy visible a partir del cuarto) el diseño de personajes difieren de una manera a veces tremenda haciéndote dudar de que sea otro dibujante el que haya tomado los pinceles. Algo que realmente ocurriría, pero sólo en el tramo final. Covial sería el encargado de llevar a buen puerto la serie después de que el dibujante principal falleciese.
El final, para aquella época, era tremendamente original, haciendo que todo cuadrase con perfecta sincronía. Hoy por hoy es un final demasiado trillado. Hay por lo menos varias películas, libros y cómics (incluso alguna serie de dudosa calidad) que han tirado de ese recurso facilón cuando todo esta muy liado en la historia.
De todas formas Alef Thau ya hace tiempo que se convirtió en un clásico por méritos propios. Uno de esos que no pasa el tiempo por él. Con un dibujo y una historia atemporal. Una gran historia, que ahora dividida en tan sólo dos tomos (originariamente eran ocho álbumes) de una gran calidad, de la mano de Norma Editorial, se puede volver a disfrutar como desde el primer día.

Un bebé sin brazos y sin piernas. ¿Cómo habría llegado hasta allí? ¿Y que destino le reservaba la vida? Completamente desorientado lancé mis huesos... ¡Era él!! Con brazos y piernas. ¡¡Conduciendo a los Dharios hacía la libertad!! ¡Y...a su lado, la más hermosa de las mujeres!...

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