miércoles, 7 de noviembre de 2012

No soy un serial killer.

John Wayne Cleaver tiene 15 años y sabe que es diferente. Pero no porque sólo tenga un amigo ni porque ayude a su madre en el depósito de cadáveres. John es un sociópata que reconoce en sí mismo los clásicos signos de ser un incipiente asesino en serie. Para no hacer daño a nadie, John se ha creado un conjunto rígido de reglas para controlar su naturaleza más oscura y tener una vida normal. Pero cuando empiezan a haber una cadena de horripilantes asesinatos en su ciudad, John utilizará sus conocimientos sobre los asesinos en serie para investigar quién tiene aterrorizado el vecindario. Sus pesquisas le llevarán a descubrir el asesino: su vecino. Éste no sigue el patrón de un asesino en serie porque es un ser sobrenatural que mata porque necesita órganos de otros seres para seguir viviendo. Entonces John decide que si quiere pararlo, tendrá que romper con sus propias reglas y convertirse en asesino también.

No soy un serial killer es el primer número de la trilogía John Wayne Cleaver escrita por Dan Wells. En este primer libro se nos presenta al protagonista y el problema grave de sociopatía que sufre y que sin ninguna duda está derivando en psicopatía. En un primer momento, y sobretodo en las primeras páginas es inevitable comparar al protagonista con el creado por Jeff Lindsay: Dexter Morgan. Ambos mantienen acérrimas luchas contra sus yos más oscuros. Los dos tiene un humor muy irónico. Y sobretodo, tanto uno como el otro, tiene una reglas que jamás deben (o deberían) saltarse. Pero mientras va trascurriendo la historia las similitudes entre ellos van desapareciendo, sin esfumarse la que hace de ambos personajes la más destacada: El carisma. Pero el personaje de Dan Wells es quizá algo más ambiguo que el de Lindsay, pues aunque lucha contra ese monstruo interior, en algún momento se deja llevar, debido a situaciones extremas, y es aquí donde empieza la fiesta...Sin tener en cuenta esos sueños tan oscuros y a la vez placenteros que tiene que al lector puede poner los pelos de punta.

El punto más extraño de la novela y que puede hacer que más de uno la abandone, cometiendo un gran error, es el componente sobrenatural. Algo que un primer momento choca, pero que a la pocas páginas el lector se acostumbrará (esto dependerá de cada uno).
La forma de narrar que tiene Wells es sencilla, concisa y directa. Con unos diálogos ágiles y unos pensamientos del personajes sublimes. Por no mencionar uno de los puntos fuertes del libro: Las detalladas, y milimétricas, descripciones del método de embalsamar cadáveres (no apto para gente con buena imaginación). Todo esto hace que el libro apenas dure un suspiro.

No soy un serial killer puede parecer un subproducto, pero si conseguís borrar a Dexter Morgan de vuestra mente (y al final se consigue) disfrutareis con una gran novela que, irremediablemente, os obligará a leer Mr. Monster, la segunda parte de esta trilogía.

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