martes, 9 de julio de 2013

Satori





Satori (nombre), del japonés: instante de conciencia súbita o de iluminación individual; el primer paso hacia el nirvana.
Transcurre el otoño de 1951 y la guerra de Corea está en pleno apogeo. Nicholai Hel, de veintiséis años, ha pasado los tres últimos en prisión incomunicada, a manos de los americanos. Hel es maestro de la hoda korosu o «matanza sin armas», habla fluidamente varios idiomas y ha afinado su extraordinaria «sensación de proximidad», conciencia adicional ante una presencia peligrosa. Posee las aptitudes para convertirse en el asesino más temible del mundo y en este preciso momento la CIA lo necesita. Los americanos le ofrecen la libertad a cambio de un modesto servicio: trasladarse a Pekín y asesinar al delegado de la Unión Soviética en China. Evidentemente, se trata de una misión suicida, pero Hel acepta, por lo que tendrá que sobrevivir al caos, la violencia, las sospechas y las traiciones mientras se esfuerza por alcanzar el objetivo final del satori: la posibilidad de la comprensión verdadera y la armonía con el Universo.

Nicholas Hel es un preso con unas características y habilidades peculiares que harán, no solo que la CIA se fije en él si no que, además, lo reclute a cambió de un trato. Hel deberá entrenarse en diversos artes antes de ponerse manos a la obra y llevar a cabo su misión en China. Una vez allí deberá planear una forma limpia de asesinar al delegado de la Unión Soviética y salir indemne. Aunque esto último solo le concierne a él.

Don Winslow es un maestro en el género del thriller. Mafias, asesinos a sueldo, capos de la droga, y todo el submundo que hay tras esos universos de corrupción son en los que Winslow se maneja mejor. En Satori trae de vuelta a Hel, y digo trae de vuelta por que el personaje ya había hecho participe de su vida a los lectores mediante la novela Shibumi, del autor Trevanian. En la novela hay un espacio temporal que Don Winslow utiliza (mediante consentimiento de los herederos de Trevanian) para crear una nueva aventura de Hel, ese muchacho con unas habilidades para matar utilizando cualquier cosa como arma que, no solo lo llevará a prisión si no que además llamará la atención de algunos que quieren utilizarlo para sus fines. Toda la historia gira alrededor de Hel: De su pasado, del misterio que envuelve a sus padres, de su padre adoptivo y sobretodo de su empeño frenético en conseguir llegar a un estado de perfección. En la órbita de Hel irán apareciendo nuevos personajes; la mayoría debidos a su misión. Y como no, hasta el amor.



Don Winslow es conocido por sus cambios de ritmo. Puede pasar del reposo a la más pura acción en apenas varios párrafos, acortando los capítulos hasta convertirlos en meras lineas para dar más velocidad en la narración. En Satori no podía ser menos, y es sobretodo en el enfrentamiento final cuando la acción se vuelve vertiginosa hasta precipitar, quizás de forma demasiado veloz, el momento del clímax. Pero mucho antes de que esto acontezca se pueden disfrutar de algunas que otras escenas interesantes: Un entrenamiento por parte del protagonista muy típico de los films de asesinos, giros argumentales propiciados por traiciones o incursiones a través de la selva.



Don Winslow además centra el relato en un contexto histórico real dando más veracidad a todas esas situaciones políticas que de una forma u otra envuelven a Satori. Aunque es este mismo motivo el que puede llegar en algunos tramos a aburrir, ya que intentar seguir el rastro a todos esos nombres rusos y chinos y saber de que lado están y con quien mantienen relaciones puede resultar algo pesado.
Frankie Machine de El invierno de Frankie Machine o Art Keller de El poder del perro, ambos libros del mismo autor, son protagonistas que rezuman carisma y en los que el lector no puede más que cogerles cariño u odiarlos en apenas unas páginas. No ocurre así con Nicholas Hel. (O al menos desde mi punto de vista) Su personalidad, aunque bien definida, no fue suficiente para que llegará a empatizar con el personaje, y cuando lo hice a la novela apenas le quedaban unas cuantas páginas.



Satori es un trhiller de acción con tintes políticos que en más de un momento es imposible no imaginarse al protagonista como una especie de James Bond (pero más implacable) con una misión suicida que llevar a cabo. Una lectura entretenida a pesar de que en algunos tramos los teje manejes entre gobiernos ralentizan la narración.



Parece ser que Satori será llevada al cine y que el protagonista será Leonardo Di Caprio.

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