viernes, 23 de febrero de 2018

Mitos Nórdicos

Los mitos son probablemente las primeras historias de fantasía creadas por el ser humano.  Aunque en la época en la que se escribieron no se buscaba precisamente la diversión o el puro entretenimiento, sino más bien darles una explicación a fenómenos naturales como el trueno o los terremotos, al origen del universo, a la naturaleza o a la propia existencia de los hombres. Mitología persa, india, azteca, asiática… cada sociedad antigua gozaba de su propio conjunto de historias fantásticas que no eran más que elaboradas metáforas para explicar el mundo que les rodeaba.

Si ha habido unos mitos que hayan llamado mi atención desde niño estos han sido los de la antigua Grecia. Historias de semidioses como Heracles y sus doce pruebas o Teseo y las expediciones que llevó a cabo con sus argonautas las leía como si se tratasen de otro cuento más. Los mitos nórdicos vendrían algo más tarde y de una forma más bien peculiar: a través de los tebeos. Sí, habéis odio bien, los cómics de la Marvel fueron los que me enseñaron quién era Odín, Thor, Loki o Balder. Pero aunque los personajes de estas aventuras mantenían la base de las leyendas en las que se habían originado, los mitos en sí estaban desdibujados, tergiversados incluso. Convirtiendo, de esta forma, a los personajes mitológicos en superhéroes y villanos. Pero esos cómics sirvieron para plantar la semilla de querer saber más de aquellos seres.

Thor liándola parda.


En Mitos Nórdicos de Neil Gaiman, publicado por Ediciones Destino, encontraremos los mitos de esta región geográfica tal como se crearon antaño pero con el toque fabulador del escritor de obras como American Gods o Coraline. Lo primero que nos llamará la atención del libro (sin contar la maravillosa portada que lo viste con un impresionante Mjölnir rodeado de estrellas) es que las historias han sido ordenadas. Neil Gaiman no solo nos ofrece un completo compendio de mitos, sino que además, si se leen de un tirón, tiene continuidad.

Loki contando trolas. 


Quince son los capítulos que conforman el libro. Historias en las que descubriremos cómo Odín sacrificó su ojo derecho en busca del conocimiento, por qué hay poetas buenos y malos o qué terribles hechos acontecerán el día del Ragnarok. Pero si hay algunos relatos que sobresalgan del resto, por ser más entretenidos e incluso divertidos, éstos son los que tienen a Loki o a Thor como protagonistas. Del primero descubriremos que es un ser sibilino y embaucador, tal como La Casa de las Ideas acostumbra a representarlo en los cómics. En cambio Thor resulta ser un zopenco con más fuerza que cerebro, al cual veremos pertrechado con un vestido (un tipo repleto de músculos, con barba pelirroja y vestido de mujer... un mito que no tiene desperdicio), siendo engañado en repetidas ocasiones o arreglando las cosas a lo bestia.

Neil Gaiman no es un ser mitológico, pero como si lo fuera.


Mitos Nórdicos no ofrece nada nuevo, pero sí de una forma ordenada. Mitos Nórdicos tampoco goza de la prosa ingeniosa a la que nos tiene acostumbrados Neil Gaiman. Ésta es más insustancial, en ocasiones muy lenta, pero es la justa y necesaria para hacernos saltar de un relato a otro. En definitiva, Mitos Nórdicos no es una gran obra, pero resulta tan entretenida como divertida.