miércoles, 25 de octubre de 2017

Rising Stars

No han sido pocas las veces en las que se ha explicado una historia de superhéroes abordando un punto de vista realista. Historias en las que los villanos no son seres extraterrestres que vienen a colonizarnos, tampoco son monstruos que reptan desde las profundidades de la Tierra para destruirnos y mucho menos brillantes mentes criminales de inteligencia superdotada que construyen robots para dominar la humanidad. Los enemigos son, nada más y nada menos, los que la propia sociedad ha creado: hambre, pobreza, guerras, etcétera.

Los mejores superhéroes del mundo con guion de Paul Dini y el siempre formidable dibujo de Alex Ross fue uno de esos cómics. La premisa fue tomar a la Liga de la Justicia y enfrentarla contra los problemas que se han enquistado en nuestra sociedad. Así pues, podíamos ver como Superman, Wonder Woman o Batman se las tenían que ver con gobiernos totalitarios o la repartición injusta de alimentos entre otros problemas.

Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, no solo nos ofreció los superhéroes con las personalidades más complejas y profundas que jamás se hayan creado en el noveno arte, sino que también nos mostró que sería de un mundo repleto de justicieros en plena Guerra Fría.



Kick-Ass de Mark Millar y John Romita Jr, Némesis del tándem formado por Mark Millar y Steve McNiven y el más reciente MPH, con guion una vez más de Millar, nos planteaban también diferentes escenarios (casi todos bastantes violentos y sangrientos) en los que gente con superpoderes se enfrentaban a problemas “mundanos”.



La trilogía de cómics Rising Stars de J. Michael Straczynski , de la que os hablaré hoy, se engloba en este estilo de cómics.

Rising Stars se inicia, en el primer tomo titulado Nacido del Fuego, con un brillo. Un resplandor sobrenatural que parece una estrella cayendo pero que enseguida se mostrará como algo más sorprendente, afectando a todos aquellos no natos que se encontraban en el interior de sus madres. Ciento trece serán los elegidos. Al principio estos niños serán como cualquier otro crío: con sus ganas de jugar, la obligación de ir al colegio y la emoción de hacer amigos y el anhelo de ser aceptados. Poco a poco demostrarán ser diferentes. Algunos podrán volar, otros dominarán elementos como el fuego, otros serán invulnerables, algunos simplemente podrán mover pequeños objetos… Estos niños especiales enseguida se convertirán en un contratiempo que el gobierno deberá manejar con cierta soltura si no quiere que se les escape de las manos.



En este primer volumen se nos muestra con flashbacks (recuerdos de uno de Los Especiales) la infancia y juventud de estos seres extraordinarios y cómo tuvieron que enfrentarse a una humanidad que les observaba con miedo y desconfianza. Straczynski crea a unos personajes de cierta solidez y profundidad psicológica. Mostrando personas que solo querían ser normales y que sienten que no encajan con el mundo que les rodea. Personas además con bagajes emocionales, problemas de infancia o psicológicos que poseen poderes extraordinarios y la certeza de que estos deberían utilizarse para llevar a cabo la justicia que ellos una vez no tuvieron. ¿Qué harías si abusarán sexualmente de ti y tuvieras el poder para detenerlo? ¿Qué pasaría si te hubieran maltratado y ahora llegara la hora de la venganza? Al final, el proceder de algunos de ellos no es más que una bomba de relojería a punto de estallar.



En Nacido del Fuego el autor nos tiene preparado un par de giros argumentales realmente inesperados, pero creo que es el que tiene que ver con Lionel Zere (aquel que puede hablar con los muertos) el que os llamará más la atención. Además, es en este capítulo donde descubriremos como una composición acertada de una última viñeta (viñeta que hay que observar a trasluz) puede sumar muchos puntos al conjunto. Por cierto, los dibujantes son Keu Cha y Christian Zanier. El trabajo de ambos es vistoso, colorido, pero algo impersonal y frío.


En Poder, segundo volumen de la trilogía, el contexto ya ha sido explicado. Ya sabemos qué nos ha llevado a esta guerra abierta, a las traiciones y a los miedos. Este es sin duda el álbum con más acción de los tres y el que menos profundiza en la psique o las relaciones de Los Especiales. Con todo, diversión y emoción están garantizadas hasta la última página. Aun así, un poco antes de llegar al final de Poder, se cierra un arco argumental y se abre otro: aquel en el que Los Especiales deben enfrentarse, por fin, a los problemas reales de la humanidad. En esta ocasión, a los lápices encontramos a Christian Zanier, Stuart Immonen y a Brent Anderson. Estos dos últimos dan un toque más oscuro al cómic, muy acorde con lo que se está explicando. Aunque es Anderson, mostrando esos rostros más realistas y su excelente manejo de las sombras, el que acabé encajando mejor en la serie.



Y llegamos al final, a ese momento en el que J. Michael Straczynski se pone tan serio y trascendental como filosófico. En Fuego y Ceniza Los Especiales descubren que luchar para que en la Tierra haya oportunidades para todos, las guerras se acaben, baje la delincuencia o se elimine la droga puede granjear enemigos, enemigos muy poderosos. Este tercer álbum resulta un cierre correcto y coherente con todo aquello que se nos ha ido explicando; aunque tal vez con un final algo pillado con pinzas y, para mi gusto, bastante naif. El dibujante de este tercer volumen al completo es Brent Anderson, que a medida que avanza la narración demuestra no solo que domina el dibujo, sino también el entintado, regalándonos la vista con algunas escenas de un dramatismo sobrecogedor que quedaran para el recuerdo: el despertar de Matt, Pyre rodeado por francotiradores o John desatando su poder. 
 

Rising Stars de J. Michael Stracynski, a pesar de los altibajos que sufre la narración a lo largo de toda la historia, resulta un imprescindible para todo aquel que alguna vez se ha preguntado qué pasaría si los superhéroes existiesen de verdad. Emoción, dramatismo, acción, una narración épica y plena de melancolía a medida que se acerca el final y un dibujo que, en algunos tramos, goza de cierto poderío. ¿Qué más se puede pedir?




PD: Existen dos volúmenes más que se centran en las vidas de algunos de los personajes que pasaron por la serie. En Voces de Ultratumba el protagonista es Lionel Zerb: el hombre que es capaz de hablar con los muertos. En Intocable son dos de los elegidos más poderosos, Matt y Jason, los protagonistas del cómic. Poco os puedo explicar de estos dos cómics ya que no he tenido la oportunidad de leerlos, pero teniendo en cuenta como se cierra la trilogía, no son unos imprescindibles para entender la historia, en todo caso para dar ciertos matices.