jueves, 20 de febrero de 2014

El signo de los cuatro



La segunda aparición de Sherlock Holmes en las prensas ocurrió poco después de que el doctor Watson hubiera publicado «un pequeño folleto, con el título algo fantástico de Estudio en escarlata», que por cierto no mereció los elogios del detective. Y, aunque el contumaz narrador empleara en El signo de los cuatro la misma reprobada técnica que en la primera, gracias a «la prueba del reloj» supimos que el doctor Watson tuvo un hermano, pudimos gozar una vez más del envidiable ingenio de Holmes, y atisbamos algunas de las complejas características de su cerebro. La acción de esta novela gira en torno a los avatares de un fabuloso tesoro en la India colonial, afirmándose en sus páginas los que habrían de ser ya en adelante los sugerentes y pintorescos rasgos de la personalidad del brillante investigador.



Una mujer contrata a Sherlock Holmes y a su compañero el Doctor Watson para que hagan un poco de luz sobre un asunto un tanto extraño: cada cierto tiempo esa mujer recibe una cuenta de un collar. Holmes y su compañero descubrirán que el caso es mucho más grave cuando, tras hacer unas pocas pesquisas, hallen un cadáver ubicado en una habitación cerrada desde dentro y, junto a él, una nota de extrañas características.
El Signo de los cuatro es la segunda novela en la que aparece el famoso asesor detective Sherlock Holmes y su amigo y compañero Watson. Desde un principio asistiremos a la excéntrica forma de ser del protagonista que aquí, mucho más que en Estudio en escarlata, dejan de ser esbozos para crear una personalidad mucho más solida (las primeras páginas dan fe de ello). Así pues, asistiremos a la malsana adicción que tiene Holmes de  inyectarse cocaína cuando no tiene ningún caso que resolver o, mediante la curiosa prueba del reloj Holmes demostrara a Watson que la ciencia de la deducción existe. Además, descubriremos quienes son los Irregulares de Baker Street o qué papel importante tendrá la mujer que les ha contratado en la vida de Watson. Por lo demás, El signo de los cuatro guarda cierto( por no decir mucho) parecido estructural con Estudio en escarlata (y con todos los relatos con el detective de protagonista, bien mirado): Primero se presenta un caso extraño y complicado de resolver, Holmes realiza investigaciones además de otras extrañas acciones que Watson narra pero no es capaz de comprender y finalmente, en una especie de segunda parte (que en algún tramo se hace un pelín pesada pero no entorpece), se narra la historia en retrospectiva hasta alcanzar los hechos presentes.



El signo de los cuatro es, probablemente, junto a El sabueso de los Baskerville el libro más conocido sobre Sherlock Holmes pero, a mí humilde parecer, mucho más entretenido, divertido y lleno de acción que éste segundo.




lunes, 17 de febrero de 2014

An elephant in the garden



Lizzie and Karl's mother is a zoo keeper; the family has become attached to an orphaned elephant named Marlene, who will be destroyed as a precautionary measure so she and the other animals don't run wild should the zoo be hit by bombs. The family persuades the zoo director to let Marlene stay in their garden instead. When the city is bombed, the family flees with thousands of others, but how can they walk the same route when they have an elephant in tow, and keep themselves safe? Along the way, they meet Peter, a Canadian navigator who risks his own capture to save the family.  



Cuando las bombas caen sobre la ciudad de Dresden, Lizzie, su hermano Karl y su madre se ven obligados a abandonar su hogar con un peculiar animal pisándoles los talones: una cría de elefante. El elefante, que fue bautizado por la madre de Lizzie como Marlene, era un antiguo huésped del zoo de la ciudad que la madre de Lizzie se ha asegurado de poner a salvo. Ahora son todos ellos los que deben ponerse a salvo pues por un lado atacan los ingleses y por otro los rusos.

Michael Morpurgo vuelve a utilizar como excusa (como hace en muchas de sus novelas) la historia de un animal para presentarnos un conflicto bélico y el sufrimiento que éste trae consigo. Si mientras en War Horse era el caballo el que explicaba la historia ubicándonos en la primera guerra mundial, en An elephant in the garden la historia es explicada por Lizzie, hija de una vigilante del zoo que pone a salvo a una cría de elefante antes de que la miseria y el fuego que porta la segunda guerra mundial asole su ciudad.
El tono de la novela en todo momento es muy juvenil, con un estilo cercano al cuento, y es que Lizzie, siendo ya vieja, está explicando su historia a una mujer y su hijo. Por ese motivo las situaciones que vive la familia son "bastante" lights y menos truculentas que novelas de corte más adulto. Aún así durante la novela el autor va haciendo hincapié, con diferentes situaciones, en su marcado mensaje antibelicista.
Michael Morpurgo es uno de esos autores que con una prosa sencilla, con apenas rápidas y escuetas descripciones, es capaz de ponernos en situación y insuflarnos imágenes muy vívidas (casi rozando lo cinematográfico). Y eso al final ayuda a que la historia avance con tal fluidez que es imposible no dejar de leerlo.

Como simple apunte: An elephant in the garden es uno de esos libros que ya solo por la portada es capaz de vender libros, gracias sobretodo a la increíble ilustración realizada por Gianni de Conno (en referencia a la primera portada en este blog).



An elephant in the garden resulta un libro entretenido (basado en unos hechos reales), fácil de leer, cargado de emotividad (sobretodo en la parte final) y con un mensaje con moraleja que queda plasmado a cada paso que los protagonistas dan en los paisajes nevados que Michael Morpurgo describe.

"This elephant in our garden was going to change my life forever, change all our lives "

-Puedes adquirir este libro en la web Book Depository.
 


martes, 11 de febrero de 2014

The Musketeers, la nueva serie de la BBC



Parece ser que tras el gran éxito, tanto en audiencia como críticas, que la BBC está cosechando con su particular recreación del personaje que hizo famoso a sir Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes, no es de extrañar que hayan querido llevar otro clásico a la pequeña pantalla.
Ahora les toca el turno a Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas (The Musketeers). Athos, Porthos y Aramis junto con su inseparable amigo Dartañan resolverán un embrollo en cada capítulo como si de un grupo de policías de la brigada especial se tratasen. Cada capítulo, de una duración aproximada de unos cincuenta minutos, por el momento, es autoconclusivo. Es decir, las historias o casos tiene un principio y un final pero los pormenores, las intrigas y las relaciones de los personajes irán yendo a más en capa episodio.


Aramis en su pose seductora

Los actores, todos, están perfectos cada uno en su papel, ejerciendo los típicos clichés que Alejandro Dumas ya describiera en sus novelas. Así pues, Aramis es un atractivo y seductor mosquetero mientras que, por ejemplo, el cardenal Richelieu es un tipo taimado y manipulador o Milady de Winter es una mujer de armas tomar que disfruta tanto amando como asesinando, y así sucesivamente con todos los personajes. Ninguno de ellos es un actor muy reconocido pero todos han hecho múltiples apariciones en otras series (Héroes, Juego de Tronos, Dexter o Skins) con lo cual es fácil que sus caras nos suenen.

Milady de Winter, bella, misteriosa y letal.

Los escenarios son tan bellos como creíbles y los ropajes, en especial el de los mosqueteros que no sé si son fieles a la realidad pero que son realmente "molones", dan el pego en todo momento. Cada capítulo está cargado de aventura, amor, humor y sobretodo de peleas con espadas, arcabuces o pistolas. Peleas con una cuidada y, en algunos casos, bonita coreografía.

De izquierda a derecha: Athos, Aramis, Dartañan y Porthos.

Por último, y no menos importante, la banda sonora que cumple con creces sobretodo en los momentos de más tensión o acción o en los que hay romance. Especialmente contundente es el tema del "opening" de la serie que ya de por sí es una pequeña muestra de las aventuras que hay tras esta producción.



Así pues, The Musketeers de la BBC quizá no sea un portento de originalidad pero sí es una serie de gran calidad, repleta de aventuras y que consigue que no baje el ritmo a lo largo de los cincuenta minutos que dura cada episodio.

lunes, 10 de febrero de 2014

Diez negritos



Diez personas sin relación alguna entre sí son reunidas en un misterioso islote de la costa inglesa por un tal Mr. Owen, propietario de una lujosa mansión en el lugar a la par que un perfecto desconocido para todos sus invitados. Tras la primera cena, y sin haber conocido aún a su anfitrión, los diez comensales son acusados mediante una grabación de haber cometido un crimen. Uno por uno, a partir de ese momento, son asesinados sin explicación ni motivo aparente. Sólo una vieja canción infantil parece encerrar el misterio de una creciente pesadilla. 



Con Diez Negritos Agatha Christie demostró a sus lectores (y aún lo sigue haciendo) que su mente era tan afilada e ingeniosa como retorcida para crear crímenes. Y es que en esta novela el lector asiste como público, y como detective novato, al inminente asesinato de diez personas. Uno a uno irán cayendo de la misma forma que una canción de nana (de cariz sumamente siniestra, todo sea dicho) que narra la muerte de unos negritos. Y los que vayan quedando se verán envueltos en un tormenta de intrigas y sospechas para averiguar quién es el asesino. Todo con una prosa tan excelentemente rica, y de época, como ágil. Eso, y, en gran medida, unos diálogos frescos, hacen que la novela se acabe en un santiamén.

Agatha recreándose en sus crímenes

Lo mejor es sin duda la diversidad de muertes que pueblan la novela, y, no deja de tener su morbo imaginarse a una Agatha Christie, con esa entrañable imagen de la tía amable que todos hubiéramos querido tener, delante de su maquina de escribir urdiendo asesinatos crueles y sangrientos.
El final es algo previsible (culpa sobretodo de todas esas películas que han copiado la idea), pero no el cómo se hizo que hasta las últimas páginas no será revelado y no deja ser tan imaginativo como brillante.



Diez Negritos, obra cumbre de una de las más grandes pioneras de la novela negra, es ese clásico que debes leer, te guste o no te guste el género, por que seguro que no te defraudará.

martes, 4 de febrero de 2014

Muerte y vida de Bobby Z



Cuando Tim Kearney, un delincuente de poca monta, le corta en cuello a un motorista de los Ángeles del infierno y se gana una perpetua en una cárcel llena de colegas del difunto, sabe que es hombre muerto. Hasta el día en que la DEA le hace una jugosa propuesta: la libertad a cambio de suplantar al legendario traficante de drogas Bobby Z y de ser la moneda de cambio que permita a la agencia recuperar a uno de sus agentes. Pero algo sale mal y Tim tiene que huir a través del desierto en la frontera entre EE.UU. y México. Pisándole los talones van el FBI, un enjambre de motoristas, señores de la droga e indios americanos expertos en rastros.



Tim Kearny no tiene solo la posibilidad de salir de la cárcel, si no de hacerlo libre de los cargos de asesinato. Lo único que debe hacer es hacerse pasar por un capo de la droga para que la DEA pueda llevar a cabo una misión. Tim Kearny solo tendrá que aprender a ser como Bobby Z pues, por suerte para él, el parecido con el fallecido capo de la droga es innegable. Lo que Tim Kearny no se esperaba es que las cosas se fueran a poner tan difíciles.



Muerte y vida de Bobby Z de Don Winslow es una novela de acción , drogas y enredos. Con la prosa acelerada que normalmente utiliza Don Winslow nos adentraremos en un oscuro mundo de drogas y teje manejes que se puede leer en un santiamén. Don Winslow, desde un primer momento, pone todas la cartas sobre la mesa haciendo que en la novela no haya grandes giros argumentales ni sorpresas que vayan a dejarnos sin aliento. A diferencia de El poder del perro, en el que Don Winslow tejía con sumo cuidado un enorme y sustancioso entramado de historias, en Bobby Z la historia resulta demasiado lineal y hasta, en algún tramo, previsible.



De esta novela se hizo un adaptación cinematográfica, y vale que el libro no es que sea una maravilla, pero la historia da, como mínimo, para una de las películas más flojitas de Tony Scott. Aunque intentaron atraer público con grandes estrellas como Laurence Fishburne (Matrix) o el fallecido recientemente Paul Walker (Fast and the furious) la película no paso de bodrio infumable. Una hora y casi cuarenta minutos que pueden hacerse más eternos que la trilogía, versión extendida, de El señor de los anillos en Sueco con subtitulos en japonés. Todo esto ocurre en gran medida por una mezcla de desatinos, tales como actuaciones pésimas, efectos especiales más típicos de films de serie B y un cambio en el niño que acompaña al protagonista en su fuga haciendo que éste alcance la edad de los catorces años, y, junto con esto, no solo pierda la inocencia si no el carisma que rebosaba el crío de cinco años que huía junto al protagonista en la versión en papel.