viernes, 20 de diciembre de 2019

La Princesa Caballero


Érase una vez un bebé a punto de nacer que hacía cola para recibir el corazón que definiría su sexo. Pero antes de que le tocara su turno con Dios un angelote algo gamberro le entregó un corazón de niño. Cuando realmente le llegó la hora con Dios, este le brindó un corazón de niña y la envió a la Tierra. Cuando Dios se enteró del desbarajuste obligó a Tink, el ángel gamberro, a arreglar el asunto y a velar por la niña que resultó ser una princesa. Así pues, la princesa Zafiro se tenía que hacer pasar por príncipe porque debido a las rancias costumbres de la realeza una mujer jamás podría reinar, algo que el Conde Duralmin quería aprovechar a toda costa para que su hijo fuera el heredero legítimo de la corona.


Esta es, a grandes rasgos, la premisa de La Princesa Caballero considerado por muchos el primer shojo de la historia del manga. Pero bajo el embozo de cuento casi infantil encontramos una obra mucho más compleja. Y es que el dibujo inocentón de Osamu Tezuka puede llevar a la falsa idea de que nos hallamos ante un cuento para niños de reyes y princesas. Y aunque eso parece al principio, unas pocas páginas nos muestran las intrigas de palacio que se irán gestando para arrebatarle el derecho a la princesa de ser rey. En ocasiones hasta con muertos de por medio.



Hay que tener en cuenta que La Princesa Caballero es un manga de principios de los 50, y hay que tenerlo en cuenta por los diferentes mensajes que se pueden extraer de la obra. Para empezar, esa dualidad de sexo, esa bisexualidad, esa capacidad de elegir qué y quién queremos ser, un mensaje realmente innovador y transgresor para la fecha y que va apareciendo de forma sutil o más o menos velada a lo largo de toda la obra. Aunque en ocasiones el autor juegue a mostrarnos una princesa que parece extraída de Disney (con escenas en las que Zafiro juega o habla con los animales del bosque de la misma forma que lo hacía la protagonista de La bella durmiente) las críticas a la realeza son visibles; a ese método anticuado y anacrónico de reinar un pueblo, aun cuando el manga está situado en un mundo medieval fantástico. Y por último, y no menos importante, el mensaje de empoderamiento de la mujer, mostrado claramente en ese capítulo donde las mujeres del reino se plantan ante el trato machista y deciden combatirlo. Una escena divertida con mucho mensaje.



En La Princesa Caballero, como buen cómic de aventuras y fantasía que es, encontraremos un poco de todo: personajes con poderes mágicos capaces de transformarse en animales mitológicos, piratas, demonios, enfrentamientos con espadas, maldiciones y triángulos amorosos. Todo eso repartido en 27 capítulos que, más o menos, mantienen el nivel narrativo y visual. Y hablando del dibujo, hay que volver a hablar de la fecha en la que fue publicado el manga, pues mientras a principios de los 50 en España el cómic jugaba con una narración visual lineal y con un único punto de vista, mientras en USA explicaban con un narración en off cualquier nimiedad que ocurría en las viñetas, Osamu Tezuka se atrevía con un estilo muy cinematográfico: picados, contrapicados, zooms… con la imagen siempre por encima de las palabras; y eso sin hablar de su ingenio a la hora de hacer que algunos personajes sean capaces de romper la cuarta pared. De esta forma, Osamu Tezuka, denominado Dios del manga, nos brinda un dibujo sencillo, limpio y bonito con una disposición de viñetas innovadora para la época.



La Princesa Caballero, publicado por Planeta Cómic, es un manga con un dibujo cándido que resulta sencillo en un primer vistazo. Pero tras su aparente sencillez, esconde unos personajes con cierta profundidad psicológica, mensajes muy avanzados para su época y una forma de composición visual impresionante.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Crónica de un día en el 25 Manga Barcelona




25 años ya del Salón del Manga de Barcelona; 25 años en el que los otakus que eran niños se han convertido en adultos y los adultos se han convertido en senseis de la cultura japonesa. Para celebrar estos 25 años El Salón del Manga de Barcelona ha sufrido un rebranding (al igual que le pasó al del cómic) y ahora se le conocerá como Manga Barcelona. Menos carisma pero más universal y más fácil de recordar. Ese cuarto de siglo quedaba maravillosamente representado en el cartel de este año: una impresionante ilustración a cuatro manos realizado por Kenny Ruiz y Noiry. La esencia de lo que es ir hasta el Salón se puede ver en el cartel: una chica llega a la estación de Plaça Espanya y personajes como Ryu, Megaman o mechas como Gundam le salen al encuentro.

Exposición Manga Revival


Tras superar la desastrosa cola, que gracias a la coordinación nipona de los asistentes tomó forma mientras los de la organización corrían de un lado para otro sin saber qué carajos hacer, cruzamos las puerta y nos adentramos en un mundo de magia y nostalgia. Lo primero era hacerse con la revista en la que aparecía el plano y las actividades y exposiciones. ¿Dónde está? ¿Perdona dónde la encuentro? ¿Disculpe dónde está la revista? No somos los únicos que intentamos encontrar la revista. Bastantes personas se agolpan en el stand de información de Plaça Univer. Al final, y tras más de media hora dando vueltas como pollos sin cabeza (aprovechando eso sí, para hacer una vuelta de reconocimiento) conseguimos la tan preciada revista. Os diría donde estaba pero los planos de la revista son cutres e insuficientes. Por si fuera poco, en la bonita revista no hay horarios de exposiciones, ni de talleres… nada de nada, algo que conlleva a que algunos talleres se realicen con tan solo cuatro personas. La revista, en realidad, forma parte de una divertida forma de conseguir en cromos los 25 carteles del Salón. Una gincana que por falta de tiempo decidimos no llevar a cabo.

The 5,6,7,8s dándolo todo


En plaça Univers empiezan con la música. Oye, qué bien suena ese grupo. La chicas de The 5,6,7,8s formaron parte de la banda sonora de Kill Bill. Se dice que Tarantino tiene un gusto exquisito para la música. Escuchando a este grupo solo podemos darle la razón.

Encaminamos nuestros pasos a las exposiciones que creemos más importantes de este salón: Manga Revival y De la Farga a la Fira. Ambas hacen un recorrido exhausto y ameno por los 25 años del Salón del Manga de Barcelona. Hace algo más de una hora que hemos entrado al Salón y, a pesar de eso, podemos disfrutar de esas exposiciones en soledad. ¿Dónde está la gente?



El bullicio de los asistentes es fácilmente audible antes de entrar al pabellón en el que se encuentra la exposición estrella de este 25 Manga Barcelona: Dragon Ball World Adventure. Parece que este año el asunto va de gincanas. Consigue las bolas de dragón y recibirás premios. ¡Nos apuntamos sin dudarlo! El juego no deja de ser una forma de promoción de una marca, una forma divertida para ver sus figuras, conocer sus productos y hasta jugar a los videojuegos. Con todo, la zona es impresionante, con un Dragón Shenron coronando el estadio de artes marciales que tantas veces hemos visto en el anime.

Exposición Los trazos del Khamsin


Blue Period y Los trazos del Khamsin son dos exposiciones en el que podemos ver el making of, diseños de personajes y bocetos de dos mangas que ahora mismo están en boga.



Por último, la exposición titánica de este Manga Barcelona: nos encontramos con la posibilidad de disfrutar de 200 originales del Dios del manga Osamu Tezuka. Para ello hay que abandonar el Salón y encaminar los pasos hacia el MNAC (museu nacional d’art de Catalunya). Decidimos posponer la visita a otro día ya que hay tiempo hasta el día seis de enero de 2020.



Taller de gastronomía, ¿quién se apunta? Allá que vamos. Los mochis son la excusa. Por desgracia son las 14:00  y la gente tiene hambre. Hay tal afluencia a los restaurantes ubicados en el mismo pabellón que el jolgorio apenas hace audible lo que la cocinera trata de explicar. Abandonamos el taller a medias y decidimos ir a comer. De nuevo, el espacio es insuficiente. Siguen faltando mesas. Con paciencia y mucha  suerte conseguimos un pequeño espacio en el que aposentar nuestros culos para descansar las piernas y llenar la panza de ricos manjares.



Con la barriga llena retomamos nuestro deambular por el Salón del Manga, ups perdón la costumbre, Manga Barcelona. Japan Experience es ese lugar en que puedes construir tu propio daruma, trazar tus primeros kanjis o disfrutar de juegos clásicos japoneses. Normalmente Japan Experience estaba ubicado en un pabellón mostrando cierta lógica, este año está mezclado entre las tiendas de merchandising y exposiciones. ¿Dónde está la sala de té, los talleres de ikabana o la sala de lectura japonesa? El espíritu del Japón este año estaba algo diluido. Pero no temáis, pues si lo que buscabais era hacer algo de deporte podíais practicar voleyball (fans de Haikyu! haciendo cola), ping pong o algunas artes marciales en el espacio Manga Sport.



En el taller de sushi, con Roger Ortuño (me declaro fan de este hombre) como presentador, descubrimos cómo se prepara uno de los mejores sushis para después poder degustarlos. Simplemente delicioso. El sonido esta vez nos llega con claridad y nos vamos con un buen sabor de boca, literalmente.

En el Espacio Nintendo los gamers podían probar juegos como Luigi’s Mansion 3, The Legend of Zelda: Link’s Awakening o Mario & Sonic en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Nosotros decidimos echarle un vistazo a la Nintendo Switch Lite. El juego que probamos es el Doraemon: Story of Season, un juego perfecto para los fans del gato cósmico. ¡Anda, mira, un juego de Black Sad!



Falta una hora para que el Manga Barcelona cierre sus puertas y un último taller nos parece la mejor forma de poner fin a esta jornada. ¿Tienes pensado empezar tu carrera como cosplayer? En este taller te enseñaban el maquillaje más básico para que tus rasgos se asemejen a un personaje de manga. Ameno, interesante y bien explicado.



Sin más encaminamos nuestros pasos hacia la salida. ¿Cola para salir? ¿En serio? La sensación de este año ha sido de desconcierto. La organización parecía estar saturada en los momentos de mayor afluencia de visitantes. Lo asistentes íbamos preguntando a la gente dónde quedaban algunas exposiciones o simplemente mirándolo en el móvil, cuando la cobertura, saturada con tanto dispositivo, lo permitía. Con todo, Manga Barcelona sigue siendo un referente para cualquiera que quiera ponerse al día en manga, anime y cultura japonesa y eso lo demuestra la cifra récord de asistentes: 152.000. Adiós Salón del Manga de Barcelona. Hola Manga Barcelona.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Star Wars: El libro de los Sith


Star Wars es probablemente la franquicia que más merchandising ha generado. El asunto empezó con simples figuras coleccionables que a día de hoy se han convertido en objetos de culto, continúo extendiéndose a la ropa y complementos (camisetas, sudaderas, zapatillas, relojes, etcétera) y no tardaría mucho en saltar a los cómics, lo que de rebote nos lleva a los libros.

Desde el estreno de Star Wars: Episodio VI – Una nueva esperanza se han publicado infinidad de libros. Infinidad es incluso una palabra que se queda corta. Algunos de ellos son la adaptación a la palabra escrita de lo que hemos visto en la pantalla. La mayoría son narraciones que complementan las películas o historias alternativas. Y entonces, allá por el año 2016 aproximadamente, aparecieron lo que más tarde (una vez Disney tomara las riendas de la saga) se conocería como Legends.

Los Legends son unos libros que se toman muy en serio el universo de Star Wars, tan en serio que de hecho son canon. Esto significa que lo que explican es historia y que conceptos como por ejemplo poderes o estilos de lucha, aunque nunca antes se hayan mencionado en las películas, si sale en los libro se dan por ciertos (véase Luke Skywalker y su capacidad de proyección en Los últimos Jedi). La colección, hasta hace poco, estaba compuesta por cuatro libros: La senda Jedi, El libro de los Sith, Manual del Imperio y El código del cazador de recompensas. A estos títulos recientemente se ha unido uno más que complementa (¿y completa?) la colección: Los archivos rebeldes.



En esta ocasión, el libro que nos ocupa es El libro de los Sith. Tapa dura, presentación impecable y páginas con diferentes formas consiguen darle verisimilitud para que entremos de lleno en una especie de manual para conocer los secretos de los lores oscuros. El libro en cuestión ha caído en manos de las fuerzas rebeldes, en concreto de los Jedi, y son ellos mismos los que van añadiendo comentarios a pie de página. Pero no son los únicos de los que podremos leer anotaciones, Darth Sidius o el mismísimo Vader tienen mucho que decir.



El libro de los Sith recuerda a La senda Jedi en muchos aspectos, con la salvedad de que el que tenemos entre manos no está completo del todo. Y de aquí viene esa diferencia de páginas: El libro de los Sith son pedazos de otros libros, los pedazos más importantes, aunque incompletos, reunidos en un único tomo. De esta forma, descubriremos de dónde vienen los Sith, las guerras que han mantenido a lo largo de su extensa historia y por qué guardan tanto rencor a los Jedi. Una de esas escaramuzas viene relatada en un diario de batalla que se corta de forma abrupta para seguidamente explicarnos la regla de dos, esa máxima de la filosofía Sith que subvierte una de las enseñanzas Jedi.



De qué poderes dispone un Sith, cómo se crea un sable para un lord oscuro y qué interpretación le dio el lado oscuro a la profecía del elegido viene explicado con todo lujo de detalles. El compendio finaliza con algo más de diez páginas en las que Darth Sidius explica su necesidad de trascender la vida. Un escrito que podría ser esencial, o al menos arrojar algunas pistas, para entender Star Wars: The rise of Skywalker.



A estos textos legendarios les acompañan más de un centenar de ilustraciones que dan forma a algunas palabras o que ayudan a comprender algunos conceptos. Ilustraciones con diferentes estilos y realizadas con diferentes técnicas que amenizan la lectura y que son un regalo para la vista.

El libro de los Sith, publicado por la editorial TimunMas, puede tener poco o nulo interés para el más común de los mortales,  pero resulta una obra esencial para todo aquel fan de la saga galáctica.

miércoles, 31 de julio de 2019

Viaje al centro de la Tierra


A día de cualquiera tiene bastante claro, a grandes rasgos, qué hay en el interior de la Tierra. Corteza, manto, núcleo interno y núcleo externo son las capas que incluso un niño, y seguramente con mayor acierto al tenerlo más fresco, sería capaz de nombrar. Pero esto es ahora. Probablemente en 1864 (el año de publicación de la novela que hoy nos ocupa) la cosa no estuviera tan clara. No es de extrañar que algunos escritores se aventuraran a imaginar qué misterios podía albergar en su interior nuestro hogar. El que lo hizo con mayor tino, consiguiendo que su novela pasara a la posteridad hasta incluso convertirse en varias películas, fue Jules Vernes con su Viaje al centro de la Tierra.

En Viaje al centro de la Tierra el autor, mediante la primera persona a la hora de narrar, nos pone en el pellejo de Axel, un muchacho que  reside en Hamburgo junto a su tío Otto LidenBrock. Del tío podemos decir que es tan inteligente como excéntrico, un genio que en ocasiones se comporta como un capullo con la gente. La cuestión es que Otto, por pura casualidad, ha descubierto un pergamino que resulta ser un mapa de un explorador que despareció hace mucho tiempo. Tras descifrarlo, el mapa no solo les pondrá tras la pista del explorador y alquimista llamado Saknussemm, sino que les será revelada una entrada para llegar al mismísimo centro de la Tierra. Axel se verá arrastrado por su tío y por Hans (el porteador de la misión) en una suerte de aventura que empezará tras introducirse en las entrañas de un volcán ubicado en Islandia.



Con una prosa pausada y rica en vocabulario donde no escasean las florituras, Jules Verne nos lleva a un viaje de exploración que recuerda a todas esas grandes gestas donde gente valiente, y algo loca, se lanzó a conquistar el Polo Norte, a sobrevolar el océano Atlántico o a conquistar los lugares más recónditos del planeta. A través de los ojos del reticente Axel iremos descubriendo lugares bellísimos descritos con majestuosidad, la oscuridad total en un laberinto de túneles en los que perderse significa morir y formas de viajar difíciles de creer pero divertidísimas de imaginar, virtud esencial para disfrutar totalmente de la novela.

Jules Verne pensando en la Luna


En Viaje al centro de la Tierra la tensión narrativa funciona durante toda la novela con solo tres personajes, cuatro si añadimos el paisaje pues en cierto modo va evolucionando junto con los exploradores. Un viaje iniciático para unos, un viaje para valorar lo que realmente importa para otros. Una aventura clásica que disfrutar una y otra vez para el lector, y más si tenemos en cuenta la excelente edición de Austral: tamaño pequeño sin llegar a bolsillo, tapa dura con textura rugosa y una portada de la que es imposible despegar la vista.

miércoles, 17 de julio de 2019

The folklore of Discworld


Terry Pratchett era un genio. Abre uno de sus libros, a ser posible de Mort hacia adelante (todo genio debe dar sus primeros y algo infructuosos pasos) y descubrirás un mundo inmensamente rico en matices en lo que a cultura y folclore se refiere. Todo, eso sí, bien arropadito bajo el manto del humor y la sátira. Pero todo genio tiene sus truquillos y el libro que hoy nos ocupa revela unos cuantos del hombre del sombrero negro y la barba blanca.

The folklore of Discworld es un libro escrito a cuatro manos. Por un lado hallamos al propio Terry Pratchett y por otro está la experta en folclore Jacqueline Simpson. Entre los dos nos desvelaran los entresijos de Mundodisco.

Como no podía ser de otra forma, el libro toma lo más gigantesco que existe en el Mundodisco y poco a poco va recalando en esos pequeños detalles que lo hacen tan fantástico. Así pues, la primera parada es el Gran A’Tuin: esa pantagruélica tortuga que vaga por el cosmos con cuatro elefantes sobre su caparazón y a su vez, sobre estos, un mundo plano. Descubriremos que en la India o en la China existen mitos similares que Terry tomó y moldeó hasta darle la forma que más se adaptaba al mundo que necesitaba.

De la Gran Tortuga encaminaremos nuestros pasos hacia Dunmanifestin: el hogar de los dioses que moran en el Mundodisco. A través de extractos de los diferentes libros que conforman el Mundodisco y que servirán como referencia, los autores irán mostrándonos que el particular Olimpo de los dioses creado por Pratchett tomó un poco de los mitos griegos, los indios y hasta de las entidades cósmicas creadas por H.P. Lovecraft.



Los siguientes en ser minuciosamente pasados por la lupa de la experta folclorista son los enanos, elfos, trolls y hasta los Nac Mac Feegle. Todas estas razas que pueblan el Mundodisco tienen sus semejantes en la Tierra aunque con diferencias substanciales. De los elfos descubriremos que no son tan buena gente como los pintó J.R.R. Tolkien y que cruzarse con ellos significaba casi siempre perder a alguno de tus hijos o acabar morando durante años en las tinieblas. Los Pequeños Hombres Libres, y como no podía ser de otra forma, toman mucho de esos primeros escoceses que se las hicieron pasar canutas a Julio Cesar. Vampiros, hombres lobo, zombies y hasta el Equipaje (que hizo su primera aparición en El color de la magia) tienen su historia, a veces muy rebuscada, hasta convertirse en lo que llegaron a ser.

Jacqueline y Terry haciendo de las suyas


Pero The folklore od Discworld no trata solamente de monstruos y seres mágicos, pues también nos muestra como algunos lugares del Mundodisco fueron creados con pedacitos bien ordenados de la Tierra en la que vivimos. Lancre, el lugar donde ocurren las novelas del arco argumental de las brujas, se lleva un buen puñado de las páginas de este libro. No es de extrañar, pues es el país de Mundodisco con más lugares emblemáticos que tienen su particular e interesante leyenda.

Leyendas y costumbres es uno de los temas que preludian el final de este libro. En este tramo podremos descubrir cómo era en tiempos pretéritos el fútbol, un deporte que ahora tiene sus reglas y mueve miles de millones al año, pero que antaño tenía más que ver con darse de hostias a lo largo de un pueblo sin que el esférico importara mucho dónde fuera a parar. Algo que ya pudimos descubrir en la novela El Atlético Invisible.

Para finiquitar el libro que mejor personaje que la Muerte. Leyendas sobre la única certeza en este mundo (y en otros) ocupan las últimas páginas de un libro que de tanto en tanto nos regala una estupenda ilustración en blanco y negro creada por Paul Kidby.

Una de las ilustraciones de Paul Kidby que encontraréis en el libro


The folklore of Discworld es un libro imprescindible para todo fan de Terry Pratchett. Solo ellos podrán enlazar las múltiples referencias y el folklore que sirve de nexo de unión entre el Mundodisco y la Tierra. Además, disfrutarán descubriendo y analizando los misterios que se esconden tras cada raza, lugar o costumbre que forma parte del universo que creó Terry Pratchett.   

miércoles, 10 de abril de 2019

Breve crónica de un día en el 37 Cómic Barcelona




Bienvenidos un año más al Salón Internacional del… ¡ups, perdón el lapsus! Quería decir: Bienvenidos al GRAF… ¡Perdón! El cartel que me ha confundido. Ahora sí: Bienvenidos al 37 Cómic Barcelona. Un Salón que ha cerrado con 112.000 visitas, unas cuantas miles menos que la edición anterior pero que teniendo en cuenta que esta vez solo abrían tres días, y tirando un poquito de aritmética, parece que la jugada les ha salido bien.

El año pasado ya se intuía un cambio de rumbo: esa apuesta por autores más de aquí, por hacerlo, por decirlo de una forma, más hogareño. Eso este año se ha hecho mucho más tangible.

Nada más entrar volvemos a encontrarnos una Plaça Univers medio vacía. Al fondo, aguzando la vista se ve algo: ¿Unos inflables? ¿Han puesto una piscina? No. Es un Laser Tag Hacendado. Al menos no son los cuatro biombos cutres que pusieron el año pasado y que llamaron Espacio de creación libre. Ni que esto fuera la feria internacional de ARCO… Una vez más este espacio queda totalmente desaprovechado.



Lo primero, y ya como rutina, es visitar las exposiciones. A destacar: Stan Lee & The American Comic Book, Dibujos por Sonrisas, Vibraciones Underground y La diligencia.



La primera era la creme de la creme, ese tipo de exposiciones que no solamente un aficionado al cómic superheróico debería disfrutar, sino cualquiera que buscara indagar sobre los inicios de uno de los mitos del cómic.

En Dibujos por Sonrisas volvemos a encontrarnos la fusión de solidaridad y cómic. Dibujos únicos y en ocasiones realizados in situ por autores de renombre eran subastados. Lo recaudado servirá para ayudar a todos esos campos de refugiados repartidos por toda Europa.



¿Qué une la música y el cómic? Sus portadas. Aquí podíamos encontrar una gran colección de portadas muy reconocidas de la música, Pop, Rock o Heavy Metal. Era sorprenderte ver que portadas que habías visto millones de veces estaban dibujadas por Robert Crumb, Daniel Clowes o Max.

La exposición de La diligencia tomaba como premisa que alumnos de la Escola Joso dibujara una, una sola única página del cómic de Lucky Luke, pero con su estilo; reinterpretando en algunos casos pero sin que se perdiera el hilo conductor. El resultado era simplemente maravilloso.

Las master class, presentaciones editoriales y charlas varias, al igual que el año pasado (el gran acierto de El 36 Salón Internacional del Cómic de Barcelona) seguían impartiéndose en salas apartadas de cualquier tumulto.

La zona de stands se podía dividir en dos espacios: The Funko Pop Area y Donde se vendían tebeos.



The Funko Pop Area, era esa en la que predominaba 100% el merchandising. Algunos vendiendo figuras oficiales (triunfando los Funko y la figura de Broly de Dragon Ball Super: Broly) y otros vendiendo cosicas bonicas que puedes encontrar por Ali Express a mitad de precio. 

En cuanto a los stands de venta de tebeos… Corte Inglés, Fnac, Casa del Libro y todas esas grandes superficies y editoriales que puedes encontrar a la vuelta de la esquina, o con un click de ratón, ofreciendo sus novedades. Luego estaban las tiendas pequeñas (¿menos este año?), las interesantes, esas que venden segunda mano o descatalogados; lástima que, a diferencia de otros años, los precios hubieran subido y en algunos casos en un mismo stand un mismo cómic tuviera dos precios diferentes. Aunque bien pensado, para esto mejor me paso un día por El Mercat de Sant Antoni, donde puedes encontrar lo mismo a mitad de precio. 

Lo mejor del palacio 2, sin lugar a dudas, era la Zona Fanzines. Cada vez mejor ubicados, cada vez menos marginados.



El éxito de esta edición, a mi parecer, la zona Cómic Kids. Más espacio para los peques (y no tan peques) que empiezan en esto de empezar a leer, o dibujar tebeos. Un área divertida y pedagógica que lo mismo podían aprender a dibujar un cómic que a crear su propia chapa.

Se acabó, se terminó El Salón Internacional del Cómic y empezó Cómic Barcelona. El regusto es agridulce, más agri que dulce. Demasiados espacios vacíos. Menos actividades paralelas al cómic. Menos diversión en general. El Salón del Manga de Barcelona, el hermano pequeño, ya, y como se veía previendo, devoró a su hermano mayor. Por otro lado, no queda más que aplaudir por que apuesten más por los autores nacionales, sin abandonar a los internacionales, y por esa zona tan necesaria, el Cómic Kids, para que nuevas generaciones empiecen a enamorarse de aquello que otros hace ya tiempo amamos.