martes, 18 de abril de 2017

Las aventuras de Huckleberry Finn

Las aventuras de Huckleberry Finn empieza justo donde acababa Las aventuras de Tom Sawyer. Esta vez es Huck el protagonista, al cual, todo sea dicho, llevar una vida decente junto a la viuda Douglas no le está resultando nada satisfactoria. Ir bien peinado, asearse a diario, asistir a la escuela, etcétera; todo eso que es lo que vienen haciendo todos los niños honrados, a Huck le está costando barbaridades, y encima, para colmo, aparece su peligroso padre con ganas de arrebatarle todo el dinero que consiguió en la anterior aventura. Su única opción será huir montando cierto espectáculo (que tiene de divertido tanto como de macabro), junto a Jim, un negro esclavo que anhela ser libre.


A diferencia de Las aventuras de Tom Sawyer aquí la narración es en primera persona, y es el propio Huck el que nos irá guiando paso a paso por todas las vicisitudes que tendrá que afrontar hasta alcanzar su meta. Con esto Twain logra cotas de intimidad que con el anterior libro ni llegó a acercarse. Es impagable poder descubrir todos los pensamientos que pasan por la cabecita de Huck, en especial cuando se enfrenta ante elecciones que pondrán su moral a prueba y que dejarán en entredicho todas las leyes absurdas (sobre todo en lo referente a la esclavitud) que existían por aquella época.



Humor y embrollos, son esos dos otros alicientes de los que gozan las novelas de Mark Twain. El humor descrito en el libro abarca casi todo el espectro conocido: desde el más blanco e inocente, al ingenioso, el macabro y en ocasiones hasta cierto humor negro; con todo, Mark Twain se las apaña para que incluso las gamberradas más gordas perpetradas por los protagonistas sigan siendo accesibles a todo tipo de públicos. No nos olvidemos de los embrollos. Esos líos que se montan mientras los protagonistas navegan Mississippi abajo, visitando algunas de las poblaciones y conociendo personajes bastante pintorescos: desde los dos timadores y caraduras profesionales que se hacen llamar rey y duque (y que con la obra de teatro que montan aseguran risas al lector), pasando por todos esos paletos que rondan algunas de la poblaciones hasta, y como no podía ser de otra forma, el propio Tom Sawyer que, como buen amigo (pues Twain vuelve a hablar, y mucho, de amistad) estará al lado de Huck cuando más lo necesite; aunque sus ideas de correr aventuras sean algo retorcidas y a Huck le cueste seguirle el ritmo.

Mark Twain


Es evidente que hay aventuras que calan más hondo que otras, y Las aventuras de Huckleberry Finn, al igual que Las aventuras de Tom Sawyer, son de las que dejan una impronta indeleble. En mi caso no son sólo dos libros capaces de ayudarme a evadirme con bastante facilidad del mundo que me rodea, sino que además incluso me trasladan de estación (refiriéndome al tema meteorológico), pues da igual si es invierno u otoño, ya que al leer cualquiera de estas obras de Mark Twain me descubro como por arte de magia ante el resplandeciente y caluroso verano; esa fabulosa época de vacaciones y de preocupaciones aplazadas hasta septiembre. Además, sea dicho de paso, tanto Las aventuras de Huckleberry Finn como Las aventuras de Tom Sawyer demuestran que los clásicos también pueden ser muy divertidos.


lunes, 3 de abril de 2017

Crónica de un día en El 35 Salón Internacional del Cómic de Barcelona



A pesar de un sábado lluvioso y una tarde de domingo también pasada por agua, El 35 Salón del Cómic de Barcelona ha vuelto a demostrar, con sus 118.000 visitantes, que está en mejor forma que nunca. Y lo está porque las cosas cada vez se hacen mejor; si bien es cierto que para entrar, sobre todo a primera hora del sábado (uno de los días con más asistencia de público de los cuatro que duró el salón), los visitantes nuevamente se encontraron con largas colas que demoraron su acceso al recinto algo más de media hora. Una cuestión de difícil arreglo mientras sólo se utilice una única entrada.



Pero vayamos a todo eso que sí se hizo bien. Para empezar se aprovecha cada vez mejor el espacio de Plaça Univers: ubicación que se encuentra nada más entrar al salón. En ella estaba ubicada la exposición principal: Cómics en vuelo. Seguramente esta exposición se ubicó en la plaza debido al tamaño de algunos de los aviones, o el helicóptero, que estaban expuestos, ya que para meter esos cacharros por la puerta de cualquiera de los pabellones habría hecho falta o mucha vaselina o desmontarlos. La exposición no sólo mostraba diferentes aviones, haciendo un pequeño y escueto recorrido por la historia de la aviación, sino que incidía en esos aparatos que sobrevolaron los cielos de un mundo que se enfrentaba a diferentes guerras, como la primera guerra mundial, la segunda o la de Vietnam. Por añadidura, y junto a cada avión, había unos enormes plafones en los que se mostraban y se hablaba de todos esos cómics que tienen o han tenido como protagonistas esos medios de transporte aéreo. Que la zona de dicha expo estuviera cubierta también hizo que más de uno (yo mismo) se librara de acabar calado hasta los huesos cuando se desató la tormenta.

Los camiones de bomberos también tenían su lugar en la expo


De ahí continúe recto, al denominado Palau 2.1, que no es más que el segundo piso del Palau 2. En este recinto los protagonistas eran los videojuegos. Los gamers, ávidos de novedades, se agolpaban sobre todo para poder disfrutar de la nueva máquina de Nintendo: la Nintendo Switch; con The legend of Zelda: Breath of the Wild como el juego estrella. 



Pero aquí no sólo se trataba de quemarse lo pulgares dándole a las maquinitas, lo importante era darle a las piernas para poder verlo todo. Como la zona de Fanzines (con todas esas jóvenes promesas que intentan abrirse camino), el espacio de juegos (donde los asistentes podían probar diferentes juegos de mesa), los stands de asociaciones (Star Wars, Star Trek, Star Gate…todas las Stars que queráis) o el escenario (en el que se realizaban presentaciones y alguna que otra charla o concierto musical). También había varias exposiciones; como la del gran Cels Piñol, en la que se mostraba su larga trayectoria en el mundillo del cómic y su pericia a la hora de crear juegos de mesa. El nombre de esta expo, y como no podía ser de otra forma: FanHunter. Los fans de Tintín nuevamente estaban de enhorabuena, pues el reportero que ha recorrido el globo terráqueo entero era protagonista de una expo en la que precisamente se hacía inciso en esas ansias viajeras. 



La exposición estrella, y con una afluencia de público tal que era hasta complicado poder disfrutar de todas las caricaturas, era aquella en la que Donald Trump era el protagonista. Este señor, y el gato muerto que reposa sobre su cabeza, ciertamente atrajeron muchas miradas y provocó un sinfín de sonrisas. En este lugar, podría decirse que en su centro, también había un pequeño expositor, un túnel de viento, en el que se explicaba por qué vuelan los aviones. Si fuiste al salón del cómic y todavía no sabes por qué vuela un avión, tu visita resultó poco fructífera.



Palacio 3.1: la novedad de este salón que era un nexo de unión entre el palacio 2.1 y el 4. Esto ya parecen versiones de Windows. Un lugar denominado Espacio de creación libre y descanso pero que estaba demasiado vacío, carente de interés y aburrido (¿tal vez un poco de música o una exposición?) y el cual, una vez llegó la hora de comer, demostró que las mesas que allí habían eran insuficientes.




El Palacio 4: la mejor decisión de Ficomic, sin duda. No son pocas las veces que me he quejado de que en El Salón del Cómic de Barcelona, o el del manga, una exposición no se podía disfrutar adecuadamente al estar demasiado cerca de las tiendas que venden cómics y de todos aquellos clientes que se apelotonaban en el stand pertinente y bloqueaban la expo. El Palacio 4 estaba prácticamente dedicado a las exposiciones (mientras que el 1 estaban los stands de venta). Una delicia poder disfrutar de las 13 exposiciones tranquilamente y sin ningún tipo de molestias. De hecho, la mitad del día lo dediqué a la tranquila contemplación de lo allí mostrado. Desde Superhéroes fuera de control (en la que se mostraba todos esos héroes que se saltan la ley a la torera) hasta Lucky Luke (el vaquero más rápido que su sombra). Desde la expo de los 100 años de TBO a la que homenajeaba al gran Will Eisner. El trabajo de Milton Canniff (creador de Terry y los piratas) también tenía su propio expo al igual que Antonio Gaudí. Y así, y como he dicho anteriormente, hasta llegar a las 13 exposiciones. Sin olvidar, por supuesto, ese stand en el que Kim Jung Gi realizaba un dibujo titánico en directo, el taller de cómics o las clases magistrales.






Si el dinero te quemaba en el bolsillo el Palacio 1 era tu sitio. Básicamente el lugar donde estaban reunidos todos los expositores de venta. Las novedades en cómics (la mayoría), cómics de segunda mano (no muchos), ofertas (pocas y malas), oportunidades (contadas), merchandising, de todo eso y mucho más. Si lo que buscabas es que tu autor preferido te firmara una obra, este también era el lugar adecuado; eso sí, había que armarse de paciencia, sobre todo debido a la poca organización de algunas editoriales. Editoriales en algunos casos con mucho rodaje pero que parecían novatas en lo referente a coordinar y poner orden para que cada fan recibiera su firma. Eso sí, una gozada la variedad y riqueza de autores que este año visitaron el salón, gente como: Dave Gibbons (conocido sobre todo por ser el dibujante de Watchmen), Jill Thompson (Wonder Woman: La verdadera Amazona), David Rubín (Ether, El Héroe), Matt Kindt (Ether, Revolver), F. Ibañez (si no sabes de quién hablo largo de este blog), Marcos Prior (Gran Hotel Abismo), Paco Roca, Luis royo, Emma ríos, Ramis, Cera, Kim, Jan… y podría continuar hasta aburriros. Por cierto, en el stand de El corte británico (paso de hacerles publicidad, aunque esta sea desfavorable) una vez más no te firmaba ni dios a no ser que presentaras el ticket de compra de dicha tienda. ¡Qué ruines!


Promociones de las películas Wonder Woman y Alien Covenant.



Este 35 Salón Internacional del Cómic de Barcelona es uno de los que mejor sabor de boca me ha dejado. ¿Hay cosas que mejorar? Sí, claro, siempre hay cantos que se pueden pulir, pero sin duda este año esos cantos apenas han molestado. Ahora, y como cada años, ya preparándome para el próximo Salón del Manga de Barcelona. ¡Venga va, que ya queda menos!