viernes, 24 de febrero de 2017

La corona del pastor

Algo se está despertando en las profundidades de la caliza. Los búhos y los zorros lo presienten y Tiffany Dolorido lo nota en sus botas. Un viejo enemigo está reuniendo fuerzas.
Es tiempo de finales y principios, de viejos y nuevos amigos, de romper los límites y cambiar de manos el poder. Ahora, Tiffany se encuentra entre la luz y las sombras, entre el bien y el mal.
Mientras la horda de hadas se prepara para la invasión, Tiffany debe convocar a todas las brujas para que se unan a ella. Para proteger la tierra. Su tierra.

Es la hora de la verdad.

"FINALMENTE, SIR TERRY, VAMOS A CAMINAR JUNTOS".
"Y Terry cogió por el brazo a La Muerte, y la siguió a través de las puertas hasta el desierto negro y bajo la noche interminable"...



Con este tuit, que había dejado preparado de antemano, se despedía sir Terry Pratchett de sus fans el 12 de marzo de 2015. Genio y figura hasta el último momento, marchándose por la puerta grande, abandonando este mundo de mortales acompañado por LA MUERTE, una de sus inumerables creaciones y tal vez, y con permiso del comandante Sam Vimes, la más carismática, a la cuál era fácil reconocer por su singular modo de expresarse: siempre con letras mayúsculas.
Su voz se había apagado pero sus libros aún contaban historias y el gran Terry Pratchett aún nos tenía reservada una sorpresa, su última obra de la saga de Mundodisco, una nueva despedida: La corona del pastor.

En La corona del pastor Terry Pratchett nos habla de la muerte, de esa autopista por la que tarde o temprano todos transitaremos, dándole un justo descanso a un personaje querido. Personaje que previendo que su tiempo se agota deja las cosas bien atadas para que sus seres queridos no deban preocuparse en trámites molestos cuando se hallen en ese momento en el que parece que alguien se ha pasado cortando cebollas. Pero su marcha dejará una brecha en las fronteras mágicas imposible de remendar. Esa abertura será aprovechada por unos seres mágicos para acceder al mundo de Tiffany Dolorido, con la finalidad de armar gresca y hacer daño a la vez que obtienen su merecida, según ellos, venganza.

La prosa es sencilla pero deliciosa, manifiestamente enfocado al público juvenil pero con escenas, algunas incluso divertidamente subidas de tono (como la visita que realiza Tiffany al rey de los elfos al cual le gusta pasearse por sus dominios como su madre lo trajo al mundo), que son un guiño travieso y descarado a todos esos adultos que han crecido con esta saga.

Para mí fue inevitable sentir una punzada de melancolía mientras leía este libro. Sobre todo tras finalizar el capítulo dos (descrito con sutil tristeza pero sin caer en el recurso facilón de la lagrimita fácil ) pues no dejaba de ver, en ese tierno y anciano personaje que se va, a una especie de alter ego del propio Pratchett diciendo adiós de nuevo a sus seguidores.

Pero no todo son penurias en La corona del pastor, y menos cuando se habla de Terry Pratchett, y mucho menos cuando tenemos pululando por ahí a los Nac Mc Feegle. Con sus ocurrencias, la bravuconería que derrochan y esa forma de hablar que en cuanto abren la boca y sueltan un par de frases es imposible no dejar escapar una risita. Estos pequeños y belicosos seres de color azul que hicieran su primera aparición, al igual que Tiffany Dolorido, en Los pequeños hombres libres, continúan siendo los inseparables protectores de la bruja, que últimamente se ve algo desbordada y necesitará más que nunca de sus amigos y de las brujas de Lancre para poder lidiar con todo; en especial con la inminente e inevitable batalla. Tiffany Dolorido incluso recibirá ayuda por parte de un muchacho llamado Geoffrey, que viaja con un macho cabrío como único acompañante, y que sueña con convertirse en bruja; mago no, bruja. Y es que Terry Pratchett nos vuelve a hablar de hacer lo que nos guste sin que el sexo, condición, o el qué dirán, sea motivo de renuncia. No lo dice claramente, sólo lo susurra entre líneas dejando que cale en el lector mientras de tanto en tanto te suelta un chiste.

Sinceramente, me quedo con las ganas de saber que habría ocurrido con Geoffrey si Pratchett hubiera tenido la oportunidad de contarnos más sobre él, tal vez incluso hubiera protagonizado alguna novela y es que el personaje, de naturaleza sosegada, bien lo vale; sobre todo porque nos deja perlas tan valiosas como esta, que pronuncia tras negarse a participar en la caza del zorro: "Tenemos que proteger nuestras gallinas y el mundo puede ser cruel y despiadado. Pero convertirlo en un juego no está bien. ¡Es terrible! Es una ejecución, nada más. ¿Es que tenemos que matarlo todo? ¿Matar a una madre que alimenta a sus cachorros? Tomamos mucho y no devolvemos nada."



La corona del pastor no es la novela más divertida ni la más mordaz de toda la saga Mundodisco. Tampoco goza de grandes dosis de ironía o de abundantes escenas de humor absurdo. La corona del pastor, a pesar de todo, es un cuento que posee toda la esencia Pratchett, en pequeñas dosis y bien medidas; posiblemente lo único necesario para que se convierta en ese libro que puedes disfrutar una y otra vez.





miércoles, 1 de febrero de 2017

One Punch Man. El Anime.

Tras un tiempo sin dar señales de vida (a unos nos afecta más que a otros la resaca de la Navidad), vuelvo al blog para comentaros una de las últimas series que he visionado.  Dicha serie cuenta de 12 capítulos. A lo largo de estos capítulos descubriremos como un hombre en paro, que lo ha perdido todo, se forma por su cuenta en un nuevo trabajo,  llegando a alcanzar tal nivel que llega a convertirse en el mejor en su sector. Ser tan bueno lo llevará a sentirse vacío, a buscar nuevos retos que consigan motivarlo para continuar adelante. ¿Qué os parece? Así, a bote pronto, parece una especie de drama costumbrista, ¿verdad? Un drama en el que asistiremos a la vuelta del hogar, a traumas familiares, a divorcios y a escenas bucólicas que sólo conseguirán arrancarnos algún bostezo o arrastrarnos al sueño más placentero. Bien, volveré a explicar de qué va la serie: Saitama era un aplicado oficinista hasta que perdió su trabajo. Tras un tiempo en el paro decide reinventarse y hacerse superhéroe. ¿Por qué? Porque sí. En el proceso, además de convertirse en el hombre más fuerte que jamás haya pisado la faz de la Tierra, se quedará calvo. No preguntéis… Tan fuerte será que cualquier enemigo que se enfrente a él será derrotado de un único puñetazo. Ha mejorado, ¿verdad? Pues a grandes rasgos esto es One Punch Man.



El anime One Punch Man es una adaptación del manga de mismo nombre creado por el mangaka One. El manga dibujado por el propio One era en un principio un webcómic, pero ante el desproporcionado éxito que obtuvo en poco tiempo se contrató a Yusuke Murata, con un estilo de dibujo mucho más atractivo, agresivo y menos raro, y se lanzó una versión en papel. De ahí a que se convirtiera en un anime producido por MadHouse era cuestión de tiempo.



La verdad es que cuando empecé la serie me asaltó una reflexión: si en cada capítulo Saitama despacha al enemigo de turno de un solo puñetazo, esto va a acabar aburriendo a partir del capítulo tres. Nada más lejos de la realidad, pues en cada capítulo el asunto mejora. La aparición de nuevos personajes es una de las razones. Como por ejemplo Genos, un ciborg que busca venganza y al toparse con Saitama decide que él sea su sensei. Aunque a éste el asunto no le haga ninguna gracia. Pero no sólo de personajes aliados vive esta serie, sino también de enemigos, algunos de aspecto excéntrico, otros con maquiavélicas intenciones, la mayoría con una colección de músculos en su cuerpo de magnitud insana. Adivinad qué… (y aunque esto parezca un spoiler no lo es, volved a leer el título de la serie y saldréis de dudas) todos la palmarán de un único puñetazo. Saitama siempre llegará para salvar el día. Ahí radica una de las virtudes de la serie, aun sabiendo que Saitama salvará la situación no te levantarás del sofá, porque la cuestión no es el cómo, sino el cuándo. A todo el conjunto hay que añadirle esas situaciones hilarantes. Tales como ese momento en que Saitama debe sacarse, como si del carnet de conducir se tratara, el permiso de superhéroe. O ese momento en el que explica su peculiar entrenamiento y cómo se quedó calvo. Y es que en One Punch Man existe un equilibrio perfecto entre acción y humor que consigue que pases de la tensión a la carcajada en un cambio de plano.




One Punch Man es una parodia, pero a la vez una oda, de todas esas series sobre superhéroes que a medida que avanza la historia cada vez se vuelven más fuertes. Un dibujo repleto de colorido y abarrotado de luz (me encanta esa imagen del apartamento de Saitama, del cual emana calidez, que aparece en los créditos de la serie) y unas melodías pegadizas redondean una historia repleta de humor. ¡No os la podéis perder!