Frank es un hombre tranquilo. Tiene 62 años, vive retirado en la costa de San Diego donde regenta una tienda y es todo un caballero. Le gusta dejar reposar el café durante cuatro minutos exactamente, los cuales emplea en vestirse; el bocadillo que prepara con una fina lámina de mantequilla todas las mañanas tiene que envolverse en una servilleta de hilo para que no se enfríe; tiene un par de abonos para la ópera, a la que acude con su novia, Donna; posteriormente la invita a cenar no en cualquier restaurante; su hija, Jill, es una prometedora estudiante de Medicina en UCLA. Frank siempre está dispuesto a ayudar a todos y a dar un buen consejo... hasta que, claro, le tocan la familia. Entonces no querrás haberle conocido ni haberte cruzado jamás con él, ni saber por qué en el mundo de la mafia se le conocía como Frankie, la Máquina, una auténtica leyenda...
Frank Machianno es un hombre mayor y tranquilo. No le gustan las sorpresas ni los contratiempos y por eso su vida desde hace mucho tiempo es pura rutina. Y eso a él le encanta. Al conocer a Machianno y al presentarnos su, a primera vista, tediosa vida, la narración es densa, pausada. Don Winslow , el autor, sin duda lo que quiere es que el lector se convierta en Frankie Machianno, que disfrute y saboreé esa vida tranquila y metódica; que se meta en la piel del personaje. Porque esa vida apacible, en un abrir y cerrar de ojos será historia.
El pasado de uno siempre vuelve, y el de Frankie lo hace de una forma brutal y desmesurada, arrebatándole su tranquila vida, esa vida de la que el lector era participe y también disfrutaba. Pero Frankie no se quedará de brazos cruzados y contraatacará con toda la experiencia acumulada de servir como matón (de los mejores) en la mafia. Es entonces cuando la narración se va acelerando, progresivamente, mientras entran en juego flashbacks que nos llevarán a los inicios de Frankie Machiano con la mafia. Recuerdos en los que indagará ya que, posiblemente ahí radiqué la causa de todo el embrollo que hay montado.
A estas alturas el lector ya no lee. Asiste a una película o como mínimo a una narración puramente cinematográfica cargada de adrenalina.
Don Winslow salta de un personaje a otro otorgándoles el momento adecuado de protagonismo en capítulos de poquísimas páginas dando así una velocidad de vértigo. Hasta que se llega al final. Un final digno, bastante típico y casi predecible. Aunque, después de la "fiesta" lúdica de la que hemos sido testigos, poco importa. Lo que sí es imperdonable es la nefasta traducción, siendo ésta en algunos momentos totalmente literal del inglés. Consiguiendo así que algunas frases tengan menos sentido que lo que dicen los políticos. Por suerte, sólo es en algunos tramos y en cuanto estés metido en la historia, siguiendo al carismático (muy carismático) personaje de Frankie Machiano y las "perlas" que suelta por su boca (atentos al discurso del capítulo 88), casi pasará desapercibido.
Nike paga veintinuevecentavos a un niño por hacer una camiseta de baloncesto; después se da la vuelta y la venden por ciento cuarenta dólares -decía Frank-. ¿Y el delincuente soy yo?
[...]¿Sabes por qué el gobierno quiere suspender el crimen organizado? Porque le hacemos la competencia.
El Dato: Los derechos cinematográficos de El invierno de Frankie Machine fueron adquiridos por Robert de Niro. ¿Interpretaría él a Machianno? Sin duda el personaje le quedaría como un guante. Esperemos que el proyecto algún día se haga realidad.
No he leído nada de este autor aunque tengo muchas ganas de probar, me llaman la atención todos sus libros aunque creo que empezaré por Salvajes
ResponderEliminarbesos
Este libro ha sido para mi el primero que he leído de este autor. Me han recomendado El poder del perro. Así que habrá que leerlo :)
Eliminar¡Saludos!