Regido por una duquesa a quien nadie ha visto en décadas y por los rígidos preceptos del dios Nuggan, para quien todo es una Abominación (los estados vecinos son una Abominación, que las mujeres sepan escribir es una Abominación, como también lo son el ajo, los pelirrojos o el color azul celeste), Borogravia está en guerra desde tiempos inmemoriales. Aprovechando que apenas quedan jóvenes que reclutar Polly decide alistarse para buscar a su hermano Paul, desaparecido en combate. Para ello cometerá una Abominación blasfema: disfrazarse de hombre.
Cortarse el pelo y llevar pantalones será fácil. Dominar el arte de escupir, eructar, soltar tacos y andar con cierta chulería requerirá algo más de tiempo y un par...de calcetines.
Pronto , Polly y los otros reclutas se verán, sin apenas entrenamiento, en territorio enemigo. Suerte que cuentan con el sargento más artero de todo el ejército, un vampiro adicto a la cafeína y todas las artimañas del Regimiento Monstruoso...
Chica que se disfraza de hombre ya sea para ir a la guerra o para poder realizar tareas que las mujeres tiene terminantemente prohibidas, quizá no sea original, pero si a esto le añadimos el desquiciado Mundodisco y la sátira más afilada de Terry Pratchett la cosa cambia.
La protagonista, Polly, se tendrá que esmerar mucho para hacerse pasar por hombre, aprendiendo de sus compañeros de pelotón y evitando a toda costa (sobretodo a la hora del baño o de otros menesteres íntimos) que la descubran ya que ello podría costarle la vida. Son en estas partes del libro en las que Pratchett aprovecha para incluir el humor más básico consiguiendo una sonrisa como mínimo del lector. Pero en mayor medida Pratchett tira de ironía para adornar esta gran sátira sobre las absurdas acciones bélicas y los países retrógrados hundidos en la más miserable culturas caducas (que a fin de cuentas, cogiendo un poco de aquí y otro de allá, se pueden incluir todos), sin olvidar a esa "libertad de prensa" capada que intenta que le dejen hacer su trabajo. Pero el autor va más lejos y empieza a repartir bofetones de realidad desde su mundo imaginario, haciendo que el lector casi pueda dilucidar de que conflicto habla, a quienes se refiere y como de vergonzante es toda la situación en sí.
Ilustración en el interior del libro |
Pero críticas a parte, la novela es entretenida, quizás peque de eso, de que en algunos momentos no de más y alargué algunas situaciones extenuando al lector. El gran acierto de un extraño y pintoresco elenco de personajes consigue que esto último pase un poco más desapercibido. Un troll, un vampiro abstemio (en lo que sangre se refiere) adicto a la cafeína (tronchante), un sargento listo y belicoso a las ordenes de un capitán, diríase que casi pacifista, con nombre de prenda de vestir y sin olvidar a ese personaje secundario de lujo que "luchando" desde el otro bando roba la mayor parte de protagonismo a todos.
Sin duda el alocado momento del juicio con un tribunal militar, repleto de sorpresas parodiando de forma descarada a todas esas películas o series de este género, se lleva la palma de la genialidad.
Y aunque el final es simple pero correcto y la novela en general no está al nivel de las grandes obras de Terry Pratchett , es una lectura entretenida, amena y con mensaje que, como mínimo, deberían leer todos esos grandes mandatarios que tiran de guerra con facilidad. Pero, ¿quien sabe? quizás para ellos leer esta obra sea una Abominación...
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