112.000 personas: Esa es la cifra final de visitantes al Salón del Manga de Barcelona. Una cifra récord que sin duda el día que decidí ir al Salón ya me temía, no sólo por la larga cola para comprar las entradas si no también por la kilométrica fila que había que realizar (con un orden muy nipon) para acceder al recinto.
Una vez dentro la primera exposición con la que me recreé fue la dedicada a Dragon Ball (20 aniversario desde su estreno en Catalunya) Una exposición muy completa con todo tipo de merchandising de la serie, diferentes ediciones en diferentes idiomas del manga y muchas sorpresas más...¡hasta las fotocopias que se movieron por lo colegios cuando la serie pegaba con más fuerza en TV3!
La siguiente exposición, un poco más allá, era sobre el vigésimo cumpleaños de la cinta (y obra maestra) de estudios Ghibli, Porco Rosso.
Exposición algo pobre, mal ubicada: muy pegada a los stands de venta. Haciendo ésto que se crearan cuellos de botella y que los que pretendíamos disfrutar de la exposición del material tuviéramos que verlo con la nariz pegada al material expuesto.
Justo al lado de la exposición sobre Bola de Dragón había ubicada, en diferentes vitrinas, una exposición sobre: Fashion Cosplay. Vestidos y trajes ganadores o finalistas de diferentes concursos sobre cosplay. Sin duda una delicia para los ojos y una composición de telas y adornos que nada tienen que envidiar a la más alta costura.
Mientras me ubicaba, cosa que no conseguí hasta poco antes de irme sintiéndome como el pobre Ryoga en la serie Ranma, topé con otra exposición: Manga a la Carta. Mangas o anime que tratan sobre cocina. Tipos de comida que ingieren algunos personajes de algunos animes. E incluso en nombre de algunos protagonistas de animes de renombre que tienen mucho que ver con la cocina. Un exposición entretenida y curiosa, cuanto menos.
Los deliciosos Mochi (餅) |
Otras zonas de interés:
Nintendo y Xbox: Aquí había Gamers dejándose los pulgares o haciendo cabriolas con el Kinect. Y sobretodo porbando la nueva Wii U.
Taller Amigurumi: En este pequeño, pero bonito espacio, te enseñaban los principios básicos para poder crear todo tipo de objetos, animales, personajes,etc, mediante la antigua técnica del ganchillo.
Taller de aerografía:
Increíbles cuadros mediante esta técnica y fabulosos body paintings plagaban este lugar. Un lugar perfecto para entrar en contacto con los profesionales de este medio.
Escenario:
En él además del concurso de cosplay y las canciones Maletic Time Soum, pude disfrutar de una visual e interesante exhibición de esgrima.
Lo peor de este lugar, una vez más, y supongo que debido a la pobre acústica del lugar, era el sonido. Daba más miedo que un manga de Suehiro Maruo.
ShowRoom, taller de manga de Escola Joso, cultura japonesa, proyecciones, conferencias, debates... Y sobretodo gente disfrazada. Algunos llevando verdaderas obras de arte. Una mención especial para ese grupo de amigos que iban disfrazados de los personajes principales del anime Sherlock Holmes de Hayao Miyazaki. Simplemente me hicisteis volver a mi niñez ¡GRACIAS!
Este Salón del Manga de Barcelona, aunque haya batido el récord de visitantes, ha sido de momento el más desorganizado y el más comercial (desde mi humilde opinión). Quizá los organizadores aún tengan que habituarse al nuevo espacio para, la próxima vez poder ubicar más exposiciones y talleres en lugares más adecuados. O incluso (debido a la gran afluencia de público) separar la zona comercial de los expositores ubicando cada cosa en un recinto diferente, y si no tiempo al tiempo.
Eso sí, el Salón del Manga XVIII no ha echo nada más que terminar y los manga adictos ya estamos deseando que llegué el próximo. O como mínimo el Salón del Cómic.
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