Carrie Mathison es una agente de la CIA que lleva a cabo una operación no autorizada en Irak. En dicha operación un prisionero condenado a muerte le dice sus últimas palabras al oído: Un prisionero de guerra estadounidense ha sido convertido.
Carrie Mathison es recriminada por la agencia por tal misión y es reubicada en un centro de contraterrorismo en Langley.
Nicolas Brody, un sargento de los marines de Estados Unidos, tras ocho largos años de cautiverio es rescatado. Se le había dado por desaparecido en combate y ya nadie tenía ninguna esperanza en que volviera a casa. Brody es recibido como un héroe de guerra. El gobierno planea utilizarle para una campaña propagandística de reclutamiento. Carrie Mathison, en cambio, cree que él puede ser ese prisionero de guerra convertido en terrorista. En la CIA nadie cree sus palabras y ella acude al único en quien confía en la agencia: Saul Berenson.
Entre los dos deberán desentrañar todos los secretos que esconde Brody y descubrir si realmente es un terrorista que planea un atentado contra los EE UU.
Homeland es el remake de la serie israelí Hatufim (Secuestrado). Es un drama/thriller de espías en el que seguiremos los pasos de Carrie Mathison interpretada por Claire Danes y Nicolas Brody al que le da vida Damian Lewis. Ella vigilará de cerca al él intentando descubrir si realmente puede resultar una amenaza para la seguridad de su país. En cada capítulo, gracias a la forma de narrar la historia, el espectador resultará engañado. Así pues al final de uno de ellos Brody queda claro que es un terrorista consumado y en otro es únicamente un pobre padre de familia atormentado por largos años de cautiverio. Así una y otra vez y vuelta a comenzar. Homeland consigue hacerte cavilar y obsesionarte con cada paso que da cada uno de los personajes hasta pocos capítulos a falta del final en el que todas las cartas, o casi todas, quedan expuestas sobre la mesa.
¿Patriota o Traidor?
La trama es narrada desde diferentes puntos de vista. Las acciones de cada uno de ellos por absurdas o descabelladas que sean tienen un por qué. Y ese por qué logra que puedas llegar a ponerte del lado de "el malo". Sabes sus razones, lo comprendes, y lo apoyas.
A lo anteriormente mencionado hay que añadirle el contraste que hay con el ritmo pausado para desmadejar la vida familiar de cada personaje con el ritmo casi frenético de la investigación.
Finalmente están los actores, aunque lo justo hubiera sido ponerlos al principio de esta crítica. Sin tres de ellos Homeland sería otra serie entretenida y poco más.
Claire Danes en el pellejo de Carrison con su brillante interpretación de una agente de la CIA psicótica, pero de armas tomar, que se medica a escondidas y que se relaja escuchando música jazz, se lleva la palma. (Atentos a los últimos segundos del último capítulo de la primera temporada: Apoteósico)
Damian Lewis como Brody que construye un personaje con múltiples caras y múltiples engaños.
Por último, y no peor por ello, Mandy Patinkin que da vida a Saul Berenson (sí, el Iñigo Montoya de la Princesa Prometida). El antiguo mentor de Carrie y ahora amigo y aliado. Pantikin con una barba enorme da un toque de ternura a un personaje que en su trabajo debe ser duro e implacable.
A Homeland de momento solo le veo un punto negativo: su horrible opening, que siempre lo adelanto.
Si no tenemos en cuenta eso no deberíais perdérosla, a no ser que el tema en sí no os llame ni siquiera un poquito.
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