Durante la guerra civil, el inventor Leviticus Blue creó un
ingenio capaz de atravesar el hielo de Alaska, donde se rumoreaba que se había
encontrado oro. Nació así la increíble máquina taladradora Boneshaker. Sin
embargo, la Boneshaker no funcionó adecuadamente, y destruyó el centro de
Seattle, provocando un estallido de gas venenoso que convirtió a quienes lo
respiraban en muertos vivientes.
Pasan dieciséis años, y un muro rodea la
tóxica y devastada ciudad. Al otro lado vive la viuda Briar Wilkes, con una
reputación arruinada y un hijo, Ezekiel. El joven se embarca en una cruzada
secreta y su búsqueda lo llevará tras el muro, a una urbe repleta de voraces
zombis, piratas aéreos, hampones y guerrilleros. Y solo Briar puede salvar a su
hijo.
Boneshaker fue una máquina que iba a traer riquezas a una ciudad y la convirtió en el infierno. Ahora, muchos años después, el hijo de Leviticus Blue (el inventor de dicha máquina) entrará en la zona amurallada (y repleta de infectados) para intentar descubrir la verdad sobre todo el asunto. Su madre, que no tardará en percibir que algo va mal, irá en busca de él para sacarlo de esa ciudad que ahora es peor que el mismísimo infierno.
Boneshaker es un relato enmarcado en el género de la ciencia ficción y en particular en ese subgénero que cada vez gana más adeptos: el steampunk. El steampunk podría definirse en pocas palabras (y resumiendo) como la realidad alternativa en la que se han conseguido grandes avances tecnológicos pero todos movidos por la energía del vapor. Normalmente los relatos se ubican entre el siglo XIX y principios del XX.
En Boneshaker no solo encontramos este tipo de género literario si no que además, en menor medida, nos hallamos ante una novela de zombies. Ya que tras el destrozo que hace el ingenio mecánico inventado por Leviticus Blue una especie de gas se filtra desde el interior de la tierra convirtiendo en zombies a todo aquel que lo respira.
Cherie Priest |
En Boneshaker, además de con una portada preciosa, nos encontramos con unas descripciones casi impecables tanto de la ciudad como de todas esas naves voladoras que pueblan la ciudad. Y poco más positivo se puede decir sobre esta novela.
La historia es lenta (soporífera) y pesada en extremo, carente de interés y con diálogos forzados que no aportan nada ni al relato ni a todos esos personajes insulsos que se cruzan los unos con los otros una y otra vez como en una alocada película de los hermanos Marx, pero sin que ocurra nada. Las escenas de acción carecen de emoción y énfasis. Cherie Priest, la autora, narra con el mismo tono como duerme un personaje que la caída de una nave sobre la ciudad o el ataque de una horda de zombies.
El final de la historia, aunque no es predecible, solo resulta ser un alivio para los ojos del pobre lector que lleva leyendo 345 páginas con una fuente de letra minúscula.
Boneshaker se puede resumir con un refrán: Nunca juzgues un libro por su portada.
Una lástima que no te haya gustado demasiado... No siempre se puede acertar.
ResponderEliminarA ver si tienes mejor suerte con el próximo!
Saludos!
Creo que sobre este género debe estar mejor la serie de Scott Westerfield.
ResponderEliminar¡Saludos!!!