Dr. Peter Brown is an intern at Manhattan's worst hospital, with a talent for medicine, a shift from hell, and a past he'd prefer to keep hidden. Whether it's a blocked circumflex artery or a plan to land a massive malpractice suit, he knows what evil lurks in the hearts of men. Pietro "Bearclaw" Brnwna is a hitman for the mob, with a genius for violence, a well-earned fear of sharks, and an overly close relationship with the Federal Witness Relocation Program. More likely to leave a trail of dead gangsters than a molecule of evidence, he's the last person you want to see in your hospital room. Nicholas LoBrutto, aka Eddy Squillante, is Dr. Brown's new patient, with three months to live and a very strange idea: that Peter Brown and Pietro Brnwa might-just might-be the same person ... Now, with the mob, the government, and death itself descending on the hospital, Peter has to buy time and do whatever it takes to keep his patients, himself, and his last shot at redemption alive. To get through the next eight hours-and somehow beat the reaper.
Peter Brown, no hace mucho conocido como Pietro, es ahora un doctor que debe atender a un antiguo "colega" de la mafia. Esa mafia que casi acaba con él y que en teoría no deberían poder encontrarle. Pero sin proponerselo lo han hecho, y a medida que intenta controlar la situación de un hospital desbordado de pacientes sus recuerdos vagaran hasta su adolescencia para contarnos su historia.
En Beat the reaper hay dos partes muy diferenciales. Una anclada en el pasado del protagonista que habla de sus abuelos y sus relaciones con los nazis y la de él y su complicada relación con la mafia. Y luego tenemos el presente, ese que recuerda a muchas de esas series de drama hospitalario. Los capítulos van alternando pasado y presente y como es previsible el primero no tardará en alcanzar al segundo; pero de mientras podremos deleitarnos con ambas partes.
Con la parte de la mafia toparemos con las escenas más violentas, con sexo y muchas drogas. Y con una evolución del personaje. Sin dejar de lado momentos emotivos (como la visita al campo de concentración) o repletos de acción (como la incursión en la granja). Por otro lado nos encontramos esa acción que ocurre en el hospital con unos diálogos cargados de ironía y un montón de criticas al sistema hospitalario americano además de las descripciones, muy detalladas, de un sinfín de enfermedades haciendo que la lectura de este libro sea una pesadilla para cualquier hipocondríaco.
Josh Bazell, el autor, no pierde el tiempo con tonterías y desde el primer capítulo enseguida entra en materia, creando una historia adictiva que únicamente en un capítulo, que trata sobre un juicio, baja el listón. Por lo demás el carisma del protagonista, una prosa cargada de acción adrenalítica y unos diálogos repletos de mala leche hacen que la novela se lea en un suspiro. Y eso sin tener en cuenta el final; esa escena digna de una de las películas más locas y sangrientas de Quentin Tarantino.
Confirmo lo que una revista de crítica especializada decía acerca del libro: una mezcla perfecta entre House y Los soprano dirigida por Quentin Tarantino.
Parece ser que Leonardo Dicaprio, en su faceta como productor, y HBO habrían llegado a un acuerdo para llevar el libro a la pequeña pantalla.
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