El alter ego de Paco Roca, el autor de este cómic, viaja hasta Francia para entrevistar a un veterano de la guerra civil española. Un veterano algo cascarrabias y solitario que a pesar de ser algo reticente al principio en contar sus vivencias poco a poco se irá abriendo para revivir una historia que tristemente ha quedado en manos del olvido.
Paco Roca mezcla con astucia su ¿falso? viaje a Francia con viñetas sin encuadre y de tonos grises, con otras a todo color que son los recuerdos de Miguel Ruiz, el veterano de guerra. Esos recuerdos tomaran como punto de partida el puerto de Alicante con la llegada del Stanbrook, un barco que salvaría a muchos republicanos de un futuro incierto a manos de los fascistas que ya habían ganado la guerra, pasando por un inhóspito desierto de África y acabando con una Francia liberada del yugo nazi.
El dibujo de Paco Roca sigue con ese toque de rostros minimalistas repletos de expresión, y paisajes , lugares o vehículos recreados con todo lujo de detalles. A elogiar también esa narración fluida, cargada de sentimientos y dureza que sin necesidad de escenas explicitas es capaz de que en las primeras 40 páginas se te encoja el corazón y el alma quede hecha un guiñapo. Y es que Paco Roca no enseña, solo muestra, en ocasiones con una sola viñeta, encendiendo de esta manera la imaginación del lector para que éste rellene el espacio más cruel que falta.
Los personajes, esos soldados de la Nueve, cada uno con su personalidad, además de esos diálogos, tan reales como creíbles, y en ocasiones cargados de humor, dan otro punto de calidad a la obra.
Los surcos del azar además es sin duda un gran trabajo de documentación; trabajo exhaustivo que Paco Roca realizó durante años para poder brindar no solo unos de los mejores cómics españoles (¿tal vez incluso europeo?) de los últimos tiempos, sino también un libro de historia que debería ser obra obligada de estudio en colegios e institutos.
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