Para hablar de Estados
Unidos de Japón primero tenemos que hacerlo de El hombre en el castillo. El
hombre en el castillo es una novela de ciencia ficción, del subgénero ucronía,
escrita por Philip K. Dick. Como en toda
buena ucronía en esta novela se juega con la historia, moldeándola al antojo
del autor y dándole un camino alternativo a un gran y decisivo acontecimiento
que marcó el curso de la historia. En este caso las fuerzas del Eje son las
vencedoras del La Segunda Guerra Mundial y no los Aliados. Así pues, Estados
Unidos fue invadido y sus territorios, al igual que el resto del planeta, se
repartieron entre Alemania y Japón. Pero con el paso de los años las dos súper
potencias ansían lo que no tienen (que viene a ser la parte del planeta que
pertenece al que en su momento fue un aliado), hecho que las llevará a una
guerra fría sin precedentes. Tomando como base estos sucesos se abren varias
líneas argumentales que se entrelazan y que narrarán la vida de diferentes
personas en este mundo dominado por estados totalitarios.
Estados Unidos de Japón de
Peter Tieryas y publicada por Nova no es una continuación de El hombre
en el castillo, solamente
asienta sus cimientos sobre las bases que Philip K. Dick construyó en su novela
y se lanza a explorar conceptos que el autor natural de Chicago se dejó en el
tintero. Así pues, Tieryas propone viajar un poco más allá, al futuro de ese
mundo distópico y observar cómo evolucionó la sociedad japonesa. Un futuro
ubicado en los años 80 de esa realidad paralela, de ese mundo que solo ha
existido en la mente del autor y que ahora comparte con nosotros. Y lo hace a
través de Beniko Ishimura que es, además del protagonista de la novela, el
maestro de ceremonias que nos guiará por esos territorios que Japón controla
con mano de hierro. Él se dedica a desenmascarar posibles traidores del imperio
mientras se arrastra por una vida aburrida y anodina. Entonces todo da un giro
inesperado y una oficial de policía, de nombre Akiko Tsukino, entra en su vida
y le pide ayuda para desenmascarar a los creadores de un videojuego que muestra
como los Aliados ganaron la guerra. La investigación que ambos emprenden no
estará exenta de contratiempos; entre ellos los George Washingtons: una facción
pro Estados Unidos que les mostrará que otro mundo es posible.
Peter Tieryas |
En Estados Unidos de Japón
nada es negro ni blanco, todo está repleto de matices. No encontraréis villanos
entregados a engendrar el mal a cada momento de su vida ni héroes que buscan
salvar el mundo. En realidad, cada uno de los personajes que aparecen en esta
novela solamente son personas normales con unas ideologías determinadas
(algunas más radicales que otras), que la mayoría de ocasiones se han forjado a
lo largo de situaciones que han vivido, que defenderán hasta límites insospechados.
Y a pesar de todo, de esa defensa profunda de las ideas, de lo que somos, de
cómo pensamos, el autor nos recuerda, criticando a la sociedad japonesa
tradicional y al way of life americano, que por encima de las ideas están las
personas.
Y ahora pasemos a la acción;
esa acción que en ocasiones se vuelve desenfrenada y que involucra alta
tecnología, como brazos que se convierten en armas o luchas de mechas que a los
otakus nos recuerda a Robotech o Neon Genesis Evangelion. Y es que Peter
Tieryas es un friki de cuidado y no lo oculta. ¡Ni falta que hace coño! Y por
ello los mejores tramos de la narración se encuentran no sólo en esas luchas,
sino también en ese campeonato de videojuegos en el cual el que pierde muere de
curiosas y variadas formas. El entusiasmo con el que están narradas todas estas
escenas sirve para equilibrar la balanza y tener menos en cuenta todas esas
otras en las que lo predecible y el tedio se tornan un pesado lastre.
En definitiva, Estados
Unidos de Japón resulta una obra entretenida, con algún que otro declive en la
narración que es sorteado con destreza gracias a toda esa acción que hará las
delicias de todo geek.
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