lunes, 30 de mayo de 2016

Relojes de hueso



Después de una pelea con su madre, Holly huye de su hogar. Mientras se adentra en la campiña inglesa, una extraña se cruza en su camino y le solicita «asilo», una petición a la que la adolescente accede sin ser consciente de su significado. De repente, las extrañas visiones y voces que la acechaban de niña vuelven a perseguirla y alteran su mundo hasta adquirir un aura de pesadilla. A esto se añadirá la traumática desaparición de su hermano pequeño, un niño inquietante con una inteligencia inusual.
Pasarán muchos años antes de que Holly entienda qué sucedió ese fin de semana.
A ritmo de thriller, este prestidigitador de las letras británicas nos traslada a un mundo lleno de posibilidades a través de crisis familiares, entornos universitarios, conflictos bélicos, festivales literarios y microsociedades postapocalípticas, todo ello unido por la fantasía, la magia, la inventiva, el humor y el ingenio de un autor que, según la crítica, «marca el futuro de la ficción» (The Washigton Post).



Todo está enlazado. Unas palabras agradables o un trato despectivo puede cambiar el destino de una persona; y no sólo a lo largo de su vida, sino a lo largo de varias vidas y cientos de años. Relojes de Hueso es un ejemplo de ello. Muestra esa máxima a lo largo de seis historias que conformarán la novela. Seis historias que podrían funcionar por si solas, si no fuera porque en ellas hay un nexo en común que sin ser el detonante que las hace avanzar si será las piezas del puzzle que completará la colosal obra. Puzzle de puzzles, miles de piezas por cada puzzle. Esa es la idea que tenéis que tener en mente antes de empezar Relojes de Hueso. Pero no os mareéis ni os pongáis a vomitar por la borda todavía, pues el viaje es placentero, tanto que se os va hacer corto.



David Mitchell es un artista a la hora de poner voces, de crear personajes y, lo más importante, de otorgarles un alma y una forma de ser única. Todo empieza con la adolescente Holly en Ola de calor, en un libro (pues como he dicho es un libro de libros) que trata de la rebeldía juvenil; de esas ganas precoces de volar y dejar atrás a esos fastidiosos padres que dan la lata pero que al fin y al cabo aún son necesarios. Aquí la fantasía son sólo retazos que aparecen en el momento más inesperado para estallarte en la cara y dejarte con cara de lelo. Yo traigo mirra, su perfume amargo es la segunda historia de este slipstream (que es el término que se le otorga a este tipo de libros que son algo raros y que son difíciles de encuadrar en un solo género literario). Universitarios de clase alta son los protagonistas, y en especial uno con ciertas tendencias sociópatas que aunque en primer momento odiaras su, en ocasiones, osada sinceridad acabará encandilándote. En La juerga nupcial asistiremos a la cruda realidad que nos muestra un periodista de guerra, uno que debe elegir entre la droga que resulta ser la adrenalina que le otorga jugarse el pellejo o volver con su familia. Un relato crudo y cargado de duras críticas de marcado carácter antibelicista. En El planeta solitario de Crispin Hershey descubriremos que se esconde entre las bambalinas del mundo literario. Cuán efímera puede ser la fama y qué se está dispuesto a hacer por mantenerla. La culpa y la
redención van de la mano en esta brillante historia que Mitchell, que sabe de lo que habla, narra de forma sublime.

La horología es el arte o estudio de medir el tiempo. Pero cuando hayáis llegado a El laberinto solitario de un horologista sabréis que esa definición es sólo una verdad a medias y que no define de forma correcta a los personajes que pululan a estas alturas del libro. Si la fantasía hasta entonces eran sólo guiños que podían desorientarte, agárrate porque vienen curvas; y son muy cerradas. Esta parte está plagada de conceptos, de filosofía, metafísica a raudales y una fantasía, hasta cierto punto, innovadora. Ahora es cuando empiezas a encajar piezas, todas esas que el locuelo de David Mitchell ha ido esparciendo como miguitas por toda la narración. Ahora, aunque ya hace tiempo que lo estabas, estás atrapado en las garras del autor y sólo te queda por llegar a Sheep's Head. Mundo apocalíptico, con una coherencia y una claridad que resulta aterradora. Aún quedan vivencias, y penurias y lo mejor de todo es que el final a estas alturas te va ha importar un pimiento (ese fue mi caso), pues acabara como acabara Relojes de hueso ya era ese libro que me tendría rumiando durante varios días.

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