Después
de una pelea con su madre, Holly huye de su hogar. Mientras se
adentra en la campiña inglesa, una extraña se cruza en su camino y
le solicita «asilo», una petición a la que la adolescente accede
sin ser consciente de su significado. De repente, las extrañas
visiones y voces que la acechaban de niña vuelven a perseguirla y
alteran su mundo hasta adquirir un aura de pesadilla. A esto se
añadirá la traumática desaparición de su hermano pequeño, un
niño inquietante con una inteligencia inusual.
Pasarán
muchos años antes de que Holly entienda qué sucedió ese fin de
semana.
A
ritmo de thriller, este prestidigitador de las letras británicas
nos traslada a un mundo lleno de posibilidades a través de crisis
familiares, entornos universitarios, conflictos bélicos, festivales
literarios y microsociedades postapocalípticas, todo ello unido por
la fantasía, la magia, la inventiva, el humor y el ingenio de un
autor que, según la crítica, «marca el futuro de la ficción»
(The Washigton Post).
Todo
está enlazado. Unas palabras agradables o un trato despectivo puede
cambiar el destino de una persona; y no sólo a lo largo de su vida,
sino a lo largo de varias vidas y cientos de años. Relojes de Hueso
es un ejemplo de ello. Muestra esa máxima a lo largo de seis
historias que conformarán la novela. Seis historias que podrían
funcionar por si solas, si no fuera porque en ellas hay un nexo en
común que sin ser el detonante que las hace avanzar si será las
piezas del puzzle que completará la colosal obra. Puzzle de puzzles,
miles de piezas por cada puzzle. Esa es la idea que tenéis que tener
en mente antes de empezar Relojes de Hueso. Pero no os mareéis ni os
pongáis a vomitar por la borda todavía, pues el viaje es placentero, tanto
que se os va hacer corto.
David
Mitchell es un artista a la hora de poner voces, de crear personajes
y, lo más importante, de otorgarles un alma y una forma de ser
única. Todo empieza con la adolescente Holly en Ola
de calor,
en un libro (pues como he dicho es un libro de libros) que trata de
la rebeldía juvenil; de esas ganas precoces de volar y dejar atrás
a esos fastidiosos padres que dan la lata pero que al fin y al cabo
aún son necesarios. Aquí la fantasía son sólo retazos que
aparecen en el momento más inesperado para estallarte en la cara y
dejarte con cara de lelo. Yo
traigo mirra, su perfume amargo es
la segunda historia de este slipstream (que es el término que se le
otorga a este tipo de libros que son algo raros y que son difíciles
de encuadrar en un solo género literario). Universitarios de clase
alta son los protagonistas, y en especial uno con ciertas tendencias
sociópatas que aunque en primer momento odiaras su, en ocasiones,
osada sinceridad acabará encandilándote. En La
juerga nupcial
asistiremos a la cruda realidad que nos muestra un periodista de
guerra, uno que debe elegir entre la droga que resulta ser la
adrenalina que le otorga jugarse el pellejo o volver con su familia.
Un relato crudo y cargado de duras críticas de marcado carácter
antibelicista. En El planeta
solitario de Crispin Hershey
descubriremos que se esconde entre las bambalinas del mundo
literario. Cuán efímera puede ser la fama y qué se está dispuesto
a hacer por mantenerla. La culpa y la
redención van de la mano en
esta brillante historia que Mitchell, que sabe de lo que habla, narra
de forma sublime.
La
horología es el arte o estudio de medir el tiempo. Pero cuando
hayáis llegado a El
laberinto solitario de un horologista
sabréis que esa definición es sólo una verdad a medias y que no
define de forma correcta a los personajes que pululan a estas alturas
del libro. Si la fantasía hasta entonces eran sólo guiños que
podían desorientarte, agárrate porque vienen curvas; y son muy
cerradas. Esta parte está plagada de conceptos, de filosofía,
metafísica a raudales y una fantasía, hasta cierto punto,
innovadora. Ahora es cuando empiezas a encajar piezas, todas esas que
el locuelo de David Mitchell ha ido esparciendo como miguitas por
toda la narración. Ahora, aunque ya hace tiempo que lo estabas, estás
atrapado en las garras del autor y sólo te queda por llegar a
Sheep's Head.
Mundo apocalíptico, con una coherencia y una claridad que resulta
aterradora. Aún quedan vivencias, y penurias y lo mejor de todo es
que el final a estas alturas te va ha importar un pimiento (ese fue
mi caso), pues acabara como acabara Relojes de hueso ya era ese libro
que me tendría rumiando durante varios días.
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