“4000
soldiers, tens of thousands of rounds fired, and a bunch of fucking
helicopters. There was no way Pablo Escobar was getting out of this one”.
Así empieza la segunda, y tan esperada, temporada de Narcos en Netflix. En el tráiler
ya pudimos escuchar al agente de la DEA Sean Murphy expresando su asombro, no
exento de frustración, al descubrir que, una vez más, Pablo Escobar les había
dado esquinazo. Las fuerzas especiales colombianas, con ayuda de la DEA,
jugando al gato y al ratón con el mayor narcotraficante de la historia: Pablo
Escobar. Un tipo que llegó a amasar tanto dinero que, como no sabía qué hacer
con él, simplemente lo enterraba. Un hombre que a pesar de utilizar la
violencia, de utilizar los medios más sanguinarios para alcanzar sus metas, era
muy querido por los sectores más humildes del pueblo colombiano. Con la serie
Narcos podemos acercarnos a la figura de Pablo Escobar; tanto a los tramos
verídicos de su vida como a aquellos que se han maquillado de ficción. Tal vez
esto no sea suficiente para atraer vuestra atención. Es posible que penséis que
esta no es vuestra serie. ¿Por qué debería, pensáis, ver esta serie? Os daré
cinco razones.
1)Pablo
Escobar: Interpretado por Wagner Moura, actor de origen brasileño muy célebre
en su tierra que, con este papel, se ha dado a conocer (¡y de qué manera!) al
mundo entero. Su interpretación es brillante, consiguiendo un Pablo con muchos
matices: el Pablo familiar, el Pablo amigo de los humildes, pero también el
Pablo al que hay que respetar o temer, el Pablo vanidoso y el Pablo que
envejece y, ya con la sienes salpicadas
de canas, se siente agotado pero con ganas de lucha. En 2015 ya fue nominado a
un globo de oro por este papel. Quién sabe, tal vez 2016 sea su, merecidísimo,
año.
2)Detectives
de la DEA: Una pareja de agentes compuesta por Sean Murphy (Boyd Holbrook) y Javier
Peña (Pedro Pascal, al que reconoceréis por su brillante papel de Oberyn Martell
en Juego de Tronos) que, aunque en un principio no acaban de encajar, poco a
poco se convertirán en uña y carne. El primero, el gringo, se trasladará desde
la apacible Miami, en donde está acostumbrado a tratar con hippies que trafican
con marihuana, para caer en una guerra cruenta contra los narcotraficantes que
manejan toneladas de cocaína. Es su voz, seca, rasposa y dura, la que va
narrando los hechos mezclando seriedad con toques de sarcasmo, y que recuerda,
agradablemente, al agente Art Keller de la sensacional novela de Don Winslow El poder del perro. Javier Peña es el agente que lleva más tiempo en el ajo y
empieza a estar algo cansado de la cacería. A diferencia del agente Murphy,
está muy acostumbrado a romper las reglas y a tener informantes de dudosa reputación
que encuentra en prostíbulos o entre los propios narcotraficantes. La pareja
irá evolucionando a medida que avance la trama. Para ambos se convertirá en
una obsesión cazar a Pablo Escobar. Tanta tensión se rebaja de tanto en tanto
con las bromas que se hacen entre ellos, el objetivo de las mayoría de chanzas es
Murphy y su pobre entendimiento del idioma español.
3) Los
malos son malos, pero los buenos también son malos: Cuando la caza de Pablo
Escobar se vuelve el objetivo número del ejército de Colombia, todo vale.
Atentos al cabronazo del militar Horacio Carrillo y a sus procedimientos de
dudosa moralidad. ¡Qué gran personaje! Por no hablar de toda la corrupción que inunda todos los estratos sociales, desde periodistas que maquillan noticias hasta políticos que quieren sacar tajada. ¿La única pega? Los americanos son
demasiado buenos; los inmaculados héroes, como siempre.
4)La
banda sonora: Desde el tema principal que acompaña al opening (Tuyo de Rodrigo
Amarante) y pasando por salsa, cumbia y hasta tangos. Todo temas latinos que en
ocasiones te obligan a mover las caderas y en otras te dejan clavado al sofá
por lo bien sincronizadas que está con la acción.
5) Engancha
desde el principio: Es casi como si te metieras un poco de la mercancía con la
que mercadeaban los narcos. Una vez empiezas no puedes parar. Una interesante
historia (al estilo Breaking Bad pero sin, por desgracia, llegar a las cotas
que alcanzó ésta), con buenos personajes y cargada de grandes dosis de acción
que ocurren en el momento oportuno.
Cinco razones para ver Narcos, las primeras cinco que han abordado mi
mente. Se me ocurren algunas más, pero para explicarlas debería destripar parte
de la trama y sé que no me lo perdonaríais. Porque si hay algo peor que un
narco cabreado es un seriéfilo cabreado porque alguien le hizo un spoiler de una
serie.
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