Cuando pensamos en obras de género fantástico es
inevitable que nos vengan a la mente algunos clichés. Si, por ejemplo, reflexionamos sobre
personajes que puedan habitar tierras fantásticas casi siempre aparecerán elfos, dragones y enanos; también kenders y draconianos si como yo os pasasteis
la adolescencia con la nariz metida entre libros de la Dragonlance. Pero, ¿a
quién se le aparece la figura de un gato como protagonista de una historia fantástica?
Es más, ¿quién imagina a los felinos como la especie predominante en ese mundo fantástico?
Pues bien, Tad Williams lo imaginó y allá a mediados de la década de los 80 nos
lo contó. Otra cosa es que la novela pasara sin pena ni gloria, debido en gran
medida a que si la gente compraba (y a día de hoy todavía pasa) un libro de este
autor, estos se decantaban más por su tan laureada saga Añoranzas y Pesares.
Sí, es cierto que novelas fantásticas con animales como
protagonistas ya existen algunas, como la saga Redwall de Brian Jacques. Pero
en este caso el autor nos mostraba a unos animales que vestían como humanos y
que si tenían que caminar sobre dos patas pues lo hacían. Lo que Tad Williams
nos cuenta en La canción de Cazarrabo es bastante diferente.
En La canción de Cazarrabo el gatito que da nombre a la
novela es el protagonista. Vive en una comunidad gatuna en la que últimamente,
y de forma misteriosa, han desaparecido varios miembros. Cuando Pata Suave, su
mejor amiga, desaparece Fritti Cazarrabo decide tomar cartas en el asunto y
salir en su búsqueda. Le acompañarán en su aventura dos gatos más: uno que es
apenas un cachorro y otro que está como una regadera. Lo que encontrarán en sus
aventuras les hará replantearse muchas de las creencias que daban por sentadas,
además de tener que enfrentarse a sus miedos más atávicos.
¿Qué es un akor? ¿Y un rikchikchik? ¿Y un ruhu? Águila,
ardilla y búho, en ese orden. Y es que en la novela los gatos tienen su propia
lengua, que junto al glosario y las explicaciones es fácil de seguir sin
perderse nada de la historia y sin que entorpezca. Así como también tienen sus
creencias y su propia cultura. De igual forma, los demás animales con los que
se cruzan gozan de sus propias tradiciones y mitología. No deja de ser curioso
que Tad Williams haya cuidado tanto esos aspectos en una novela que en un
principio no deja de ser un cuento juvenil. Pero, eso sí, ninguno de ellos deja
de ser un animal. Los animales de cuatro patas no se alzan sobre dos, ni
empuñan espadas, ni visten ropajes. Son solo animales viviendo aventuras, a su
modo, con sus reglas. Con todo, la historia es un cuento delicioso que va
avanzando sin que ningún tipo de traba se cruce en esa prosa delicada que
recuerda a la utilizada en las fábulas. Pero a mitad del libro la historia da
un giro tan radical y sorprendente como magnífico, cambiando su tono naif por
uno oscuro y tenebroso. Es en las ciudades subterráneas donde Tad Williams
muestra su maestría a la hora de narrar y nos transporta a un lugar opresivo
poblado por seres contrahechos que parecen sacados de una pesadilla. Un
lugar en el que los aventureros deberán encontrar esperanza donde parece no
haberla para que la misión acabe bien.
Póster de la adaptación cinematográfica aún por estrenar |
En La canción de Cazarrabo de Tad Williams acompañareis a
unos gatos a vivir la aventura de sus vidas. Una aventura que os llevará por parajes
de ensueño y de terror, en los cuales conoceréis algunos seres que os llegarán
al corazón y otros que os repugnaran. Un cuento fantástico y enormemente
placentero que ahora podéis encontrar en una edición magnífica por parte de
Ediciones B.
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