Los mitos son probablemente las primeras historias de
fantasía creadas por el ser humano. Aunque en la época en la que se escribieron no
se buscaba precisamente la diversión o el puro entretenimiento, sino más bien darles
una explicación a fenómenos naturales como el trueno o los terremotos, al
origen del universo, a la naturaleza o a la propia existencia de los hombres. Mitología
persa, india, azteca, asiática… cada sociedad antigua gozaba de su propio
conjunto de historias fantásticas que no eran más que elaboradas metáforas para
explicar el mundo que les rodeaba.
Si ha habido unos mitos que hayan llamado mi atención
desde niño estos han sido los de la antigua Grecia. Historias de semidioses
como Heracles y sus doce pruebas o Teseo y las expediciones que llevó a cabo
con sus argonautas las leía como si se tratasen de otro cuento más. Los mitos
nórdicos vendrían algo más tarde y de una forma más bien peculiar: a través de
los tebeos. Sí, habéis odio bien, los cómics de la Marvel fueron los que me
enseñaron quién era Odín, Thor, Loki o Balder. Pero aunque los personajes de
estas aventuras mantenían la base de las leyendas en las que se habían
originado, los mitos en sí estaban desdibujados, tergiversados incluso. Convirtiendo,
de esta forma, a los personajes mitológicos en superhéroes y villanos. Pero
esos cómics sirvieron para plantar la semilla de querer saber más de aquellos
seres.
Thor liándola parda. |
En Mitos Nórdicos de Neil Gaiman, publicado por Ediciones Destino, encontraremos los mitos de esta región geográfica tal como
se crearon antaño pero con el toque fabulador del escritor de obras como
American Gods o Coraline. Lo primero que nos llamará la atención del libro (sin
contar la maravillosa portada que lo viste con un impresionante Mjölnir rodeado
de estrellas) es que las historias han sido ordenadas. Neil Gaiman no solo nos
ofrece un completo compendio de mitos, sino que además, si se leen de un tirón, tiene continuidad.
Loki contando trolas. |
Quince son los capítulos que conforman el libro.
Historias en las que descubriremos cómo Odín sacrificó su ojo derecho en busca
del conocimiento, por qué hay poetas buenos y malos o qué terribles
hechos acontecerán el día del Ragnarok. Pero si hay algunos relatos que
sobresalgan del resto, por ser más entretenidos e incluso divertidos, éstos son
los que tienen a Loki o a Thor como protagonistas. Del primero descubriremos
que es un ser sibilino y embaucador, tal como La Casa de las Ideas acostumbra a
representarlo en los cómics. En cambio Thor resulta ser un zopenco con más
fuerza que cerebro, al cual veremos pertrechado con un vestido (un tipo repleto de
músculos, con barba pelirroja y vestido de mujer... un mito que no tiene desperdicio),
siendo engañado en repetidas ocasiones o arreglando las cosas a lo bestia.
Neil Gaiman no es un ser mitológico, pero como si lo fuera. |
Mitos Nórdicos no ofrece nada nuevo, pero sí de una forma
ordenada. Mitos Nórdicos tampoco goza de la prosa ingeniosa a la que nos tiene
acostumbrados Neil Gaiman. Ésta es más insustancial, en ocasiones muy lenta, pero es
la justa y necesaria para hacernos saltar de un relato a otro. En definitiva,
Mitos Nórdicos no es una gran obra, pero resulta tan entretenida como
divertida.
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