Lovecraft

El Joven H.P. Lovecraft es un chico lleno de imaginación… y de un extraño don: el mismo que llevó a la locura a su padre. Ahora deberá aprender que, en la realidad, no todo es lo que parece y que, a través de la escritura, reflejará un mundo que sólo él ve…

Radionoff, Giffen y Breccia tejen una historia de terror cuyo protagonista es una de las leyendas más importantes de la literatura de fantasía del siglo XX.

  Hans Rodionoff,  conocido guionista en Hollywood, sobretodo en lo que se refiere a películas de terror de serie B, firma el guión de esta peculiar visión de la biografía del grandísimo escritor y que Keith Griffen adapta al cómic.. Una biografía que a la ya de por si tormentosa vida ( y que en el cómic veremos sólo guiños) de Lovecraft añade la posibilidad de que todo lo que el escritor plasmaba en sus relatos fuera algo que el viviera en sus propias carnes a diario por culpa de un libro llamado Necronomicón.

La historia es perturbadora, terrorífica y plausible, pero no consigue enganchar a pesar de tener algún que otro giro interesante en la trama.
A cargo de los pinceles encontramos a Enrique Breccia (dibujante que ya se encargó de llevar algún cuento corto de Lovecraft al cómic para los recopilatorios de terror Creepy) realizando un trabajo extraño pero notable, muy acorde con el relato, al crear una asfixiante atmósfera con sus dibujos.
La diferentes técnicas de dibujo que emplea Breccia, (óleo, acuarela, pintura acrílica, plumilla) consiguen que el lector viaje una y otra vez cruzando la frontera entre la realidad y las pesadillas más dementes jamás dibujadas por esta imposible pero turbadora biografía de Lovecraft de la que Guillermo del Toro dijo que no le importaría llevar al cine.
La edición de Norma Editorial y Vertigo (2004) es de una gran calidad: introducción de John Carpenter, tapas duras con el titulo grabado, sobrecubiertas y páginas satinadas de alta calidad cosidas.
Quizá, lo único que se eche en falta, es un apartado de extras, algo muy típico en estas ediciones de lujo.

Lovecraft no es un imprescindible, ni siquiera un gran cómic, pero es un gran entretenimiento y un digno homenaje que hará las delicias de los fans del solitario escritor de Providence, o de los amantes del terror en general.