martes, 4 de febrero de 2014

Muerte y vida de Bobby Z



Cuando Tim Kearney, un delincuente de poca monta, le corta en cuello a un motorista de los Ángeles del infierno y se gana una perpetua en una cárcel llena de colegas del difunto, sabe que es hombre muerto. Hasta el día en que la DEA le hace una jugosa propuesta: la libertad a cambio de suplantar al legendario traficante de drogas Bobby Z y de ser la moneda de cambio que permita a la agencia recuperar a uno de sus agentes. Pero algo sale mal y Tim tiene que huir a través del desierto en la frontera entre EE.UU. y México. Pisándole los talones van el FBI, un enjambre de motoristas, señores de la droga e indios americanos expertos en rastros.



Tim Kearny no tiene solo la posibilidad de salir de la cárcel, si no de hacerlo libre de los cargos de asesinato. Lo único que debe hacer es hacerse pasar por un capo de la droga para que la DEA pueda llevar a cabo una misión. Tim Kearny solo tendrá que aprender a ser como Bobby Z pues, por suerte para él, el parecido con el fallecido capo de la droga es innegable. Lo que Tim Kearny no se esperaba es que las cosas se fueran a poner tan difíciles.



Muerte y vida de Bobby Z de Don Winslow es una novela de acción , drogas y enredos. Con la prosa acelerada que normalmente utiliza Don Winslow nos adentraremos en un oscuro mundo de drogas y teje manejes que se puede leer en un santiamén. Don Winslow, desde un primer momento, pone todas la cartas sobre la mesa haciendo que en la novela no haya grandes giros argumentales ni sorpresas que vayan a dejarnos sin aliento. A diferencia de El poder del perro, en el que Don Winslow tejía con sumo cuidado un enorme y sustancioso entramado de historias, en Bobby Z la historia resulta demasiado lineal y hasta, en algún tramo, previsible.



De esta novela se hizo un adaptación cinematográfica, y vale que el libro no es que sea una maravilla, pero la historia da, como mínimo, para una de las películas más flojitas de Tony Scott. Aunque intentaron atraer público con grandes estrellas como Laurence Fishburne (Matrix) o el fallecido recientemente Paul Walker (Fast and the furious) la película no paso de bodrio infumable. Una hora y casi cuarenta minutos que pueden hacerse más eternos que la trilogía, versión extendida, de El señor de los anillos en Sueco con subtitulos en japonés. Todo esto ocurre en gran medida por una mezcla de desatinos, tales como actuaciones pésimas, efectos especiales más típicos de films de serie B y un cambio en el niño que acompaña al protagonista en su fuga haciendo que éste alcance la edad de los catorces años, y, junto con esto, no solo pierda la inocencia si no el carisma que rebosaba el crío de cinco años que huía junto al protagonista en la versión en papel.

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