El tío luce un porte de galán
de cine, aunque su profesión es la de marinero. Sus pantalones blancos no
parecen los adecuados para embarcarse en aventuras en las que en ocasiones hay
que arrastrarse por lugares inmundos; a pesar de ello, se las arregla para que siempre
aparezcan impolutos. Prenda que por cierto va a juego con la gorra que
ensombrece su mirada cautivadora. En los labios, colgando, siempre un cigarro.
En la oreja derecha un enorme pendiente de aro. Unas patillas frondosas
acentúan un rostro férreo. Así es, a grandes rasgos, Corto Maltés. Pero de
Corto, quizá, yo subrayaría su capacidad seductora, no solo con las féminas que
encuentra en sus aventuras, sino también con los hombres; consiguiendo que tanto
amigos como enemigos caigan rendidos a sus pies. Pues tras conocerle, tras
descubrir esa personalidad tan marcada por el honor y la justicia, que siempre
le lleva a luchar al lado de los más débiles (muchas veces sin buscarlo), es
imposible que Corto no acabe cayéndote bien.
He de reconocer que no era
un gran fan de los cómics de Corto Maltés. Sobre todo por desconocimiento. Y es
que siendo un chaval los había ojeado, pero claro, a esa edad prefería mucho
más las “galletas” que repartían los superhéroes o las aventuras bizarras que
podía encontrar en los mangas del género cyberpunk. Fue hace poco, y casi por
casualidad, que cayó en mis manos Corto Maltés: Equatoria. Ahora que uno ya
tiene una edad y no hace ascos a ningún cómic me puse a leerlo y al rato ya
estaba enganchado. Tras terminarlo hice lo más lógico: ir en busca de más.
Corto Maltés: Bajo el
sol de medianoche, supuso el retorno del marinero creado por Hugo Pratt allá a
finales de los años 60. Veinte años después de la muerte de su autor un
dibujante y un guionista, ambos españoles, tomaban el testigo. Por un lado
tenemos a Juan Díaz Canales que se encargó del guion. Sí, el guionista de uno
de los mejores cómics noir de todos los tiempos: Blacksad. A los lápices
encontramos a Rubén Pellejero, que no le venía de nuevo esto de crear viñetas
del género aventurero. En la serie Dieter Lumpen que creó junto al guionista Jorge Zentner
nos embarcaba en un cómic de aventuras clásicas al lado de un aventurero que lo
era por azar. Al observar las viñetas de ese cómic es cuando se aprecia que el
estilo de Pellejero había bebido de las mismas fuentes que las de Pratt, así
pues era la elección idónea.
En esta primera aventura
una carta escrita por Jack London, el autor de Colmillo Blanco, es lo que hace
que Corto se ponga de nuevo en marcha. Debe entregar dicha misiva a una amiga
del escritor, una exprostituta que ahora lucha por el derecho de las mujeres.
Como es de esperar, las cosas se torcerán incluso antes de empezar y el
protagonista se verá inmerso en aventuras que en cierto modo trata de evitar,
pero en las que al final, inevitablemente, acabará involucrándose. Por ejemplo, Corto
se verá inmerso en una sangrienta revuelta inuit, en los intríngulis del
espionaje o en traiciones que en ocasiones le beneficiaran y en otras pondrán
su vida en peligro. Y todo ello con el bello telón de fondo del Gran Norte, uno
de los parajes más extremos del planeta. Un lugar indómito donde los buscadores
de oro se dejaron la piel por hacer fortuna. Rubén Pellejero, con unos pocos
trazos, hace gala de su maestría y nos muestra lugares copados por la nieve,
bosques de tonos amarillentos y ríos bravos. El color, sutil pero bien
empleado, hace que todo cobre vida como por ensalmo.
Tras varios cambios
inesperados de escenario, pero siempre con un argumento al servicio de la
aventura, alcanzaremos un final que produce un agradable sentimiento de
nostalgia y que irremediablemente deja con ganas de más.
En Corto Maltés:
Equatoria la historia da un giro radical, pero solo en lo que respecta al
escenario. Si en Bajo el sol de medianoche podíamos sentir como el frío helador
calaba nuestro huesos, ahora tocará sudar la gota gorda, pues el continente
africano será esta vez el paraje protagonista. Además, en esta ocasión, será la
búsqueda de un tesoro antiguo lo que llevará a Corto a meterse en no pocos
problemas.
Una vez más el dúo
Guarnido-Pellejero vuelve a crear un cómic que destila aventura clásica por los
cuatro costados. En este álbum el colonialismo europeo de principios del siglo
XX y lo que éste provocó en los nativos del lugar será el tema que los autores
trataran con un cuidadísimo rigor histórico. Y si de historia con mayúscula hablamos
no podemos dejar de hablar de todos esos personajes célebres que en algún momento
cruzan su camino con el marinero natural de Malta; algunos tan reconocibles
como Winston Churchill. Personajes que, por cierto, Rubén Pellejero dibuja de
forma exquisita al emplear un trazo limpio y elegante; un dibujo con carácter propio
pero conservando la esencia de Hugo Pratt.
Bajo el sol de
medianoche y Equatoria son dos obras que considero de imprescindible lectura. Y
es que Juanjo Guarnido y Rubén pellejero no solo han sabido captar toda la
esencia que Hugo Pratt insufló a su obra, sino que la han sabido hacer suya,
para contar sin miedos y tapujos esa parte que el autor de Italia se dejó en el
tintero.
Ahora bien, si tuviera que quedarme con una, elegiría Equatoria. Los
motivos serían su mayor agilidad narrativa, el acertado trasfondo histórico, el
mítico tesoro, la profundidad psicológica que llegan a mostrar algunos
personajes y sobre todo por esas maravillosas viñetas en las que un nostálgico Corto
Maltés habla con su tierra natal. Ambos cómics son publicados por Norma Editorial tanto en castellano como en catalán.
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