Irlanda de finales de los ochenta. El chico de los Moone, un muchacho más bien bajito de sonrosadas mejillas y de mirada inocente, vuelve a bailar y hablar sólo subido en la tapia que separa su casa de la escuela. Desde casa, su familia (padre, madre y tres hermanas) lo observan pero no se extrañan (bueno, quizá un poco), no es la primera vez que lo hace. Además Martin Moone no hace nada malo, solamente está pasando el rato con su amigo invisible: un tipo con barba, con traje y con gorrito de invierno calado hasta las cejas llamado Sean Murphy.
Esta es la premisa de Moone Boy. Niño jovial y su amigo invisible. Familia rara y en momentos desequilibrada. Y situaciones a veces un pelin surrealistas. Pero esta sitcom va mucho más allá, por que aunque al principio la trama va un poco en ralentí enseguida mete la quinta y empieza a mostrarnos el más dulce y exquisito sarcasmo Británico, Irlandés realmente.
La serie toca temas conocidos que marcaron la época (por ejemplo la caída del muro de Berlin) extrapolando dichos temas a la realidad y perspectiva del pequeño Moone, creando situaciones tan divertidas que es imposible no soltar alguna que otra carcajada.
Chirs O'Dowd, muy conocido por ser uno de los protagonistas de la hilarante IT Crowd (Los informáticos), aquí no sólo se pone a servicio del guión (redondo y repleto de segundas lecturas), si no que además encarna al amigo invisible con una seriedad de genttlemen consiguiendo otorgarle al personaje un carisma especial que compartirá con el joven y gran actor David Rawle.
Los actores que interpretan al resto de la familia no se quedan atrás, en especial Peter McDonald que hace de padre de familia con ternura, comprensión y locura. Cada uno de estos miembros de la familia tiene unas marcadas rarezas que serán el combustible para mover subtramas a la altura de la historia principal.
Moone Boy es una miniserie (que ya ha renovado para segunda temporada) con un humor fresco pero con fuertes dosis de sarcasmo. Con un elenco de actores que dan el cien por cien para que el espectador no pare de reír. Y con un guión semibiográfico (o eso dice Chris O'Dowd) lleno de ocurrencias e inteligencia y muchísimas referencias a una de las épocas más horteras y estrafalarias, que eso sí, nos dio muy buena música.
OMG! Tuve un profe de inglés que se llamaba Sean Murphy! Me dará la risa seguro en cuanto la vea sólo por eso!
ResponderEliminarBueno, por lo demás seguro que también, parece una serie divertida.
Saludos!