El Rey de la Sandía

«¡Bienvenidos a Ashland, capital mundial de las sandías!»

Thomas Rider no conoció a su madre. Sólo sabe que murió en Ashland, Alabama, el mismo día que lo trajo al mundo. En busca de respuestas viaja hasta allí, donde investiga las extrañas circunstancias de su nacimiento y la maravillosa personalidad de Lucy Rider, que logró terminar con la tradición más increíble que hubiera escuchado jamás: el Festival de la Sandía.

Pero ahora que él ha regresado, todo en Ashland va a ser diferente. Y a medida que recompone la historia de sus orígenes, va a ir convirtiéndose en protagonista de la más asombrosa locura colectiva.

El Rey de la Sandía es una novela mágica, provocadora y entrañable, a medio camino entre la fábula, el cuento de hadas y la narración mítica. Daniel Wallace (autor de Big Fish) nos introduce en un mundo original y a la vez cercano, y nos habla -con fantasía, humor e ingenio- de lo que de verdad importa.

El rey de la Sandía es un cuento, una fabula, pero sin tintes mágicos (quizá una pequeña chispa en el final). Es una historia sencilla y tierna, que habla de un pueblo de la América profunda y de sus gentes cargadas de prejuicios y temas tabú. Es un relato que con una prosa fresca y ágil nos lleva de viaje por una historia singular, que se nutre de otras historias más pequeñas, como un río que bebe de sus afluentes para hacerse mejor y más grande.
El estilo de fabula-realidad a la que nos tiene acostumbrados Daniel Wallace se hace presente, como así también ese chispeo de humor con algunos momentos muy divertidos. DanielWallaceha sido inteligente, mucho, y nos da la historia totalmente desordenada, con lo cual poco a poco las piezas del puzzlese van montando a medida que leemos.El único pero, es que la última parte (o pieza del puzzle) es la más sosa, la menos emocionante (la primera parte deja el listón muy alto), haciendo que el final sea menos emocionante de lo que se espera. Aún así, este detalle no debería echaros para atrás, pues os podríais perder una lectura más que recomendable. 

Amena, divertida, ágil, cargada de sentimientos y de historias repletas de esa falsa magia que sólo Daniel Wallace, y sus artes de prestidigitación literaria, es capaz de dotar a sus relatos.