martes, 29 de noviembre de 2011

Superviviente: Sexo, drogas y religión.

Tender Branson, último superviviente de la llamada "secta suicida del Credo", dicta su vida a la caja negra del vuelo 2039, que surca los cielos en piloto automático a unos 39.000 pies sobre el océano Pacífico. Está solo en el avión que se estrellará en breve en el vasto desierto australiano. Pero antes de que eso suceda, quiere dejar constancia de su travesía personal, de cómo pasó de niño creyente y humilde criado, a abogado mesías mediático atiborrado de colágeno y esteroides...

Al abrir el libro, lo primero que perciben los ojos de un lector ávido y hambriento de lectura pero curtido en el tema, es que tanto la numeración de páginas como de capítulos son en orden descendente. Un detalle que concuerda con la historia, ya que el protagonista, Tender Branson, contará su historia volviendo hacia atrás antes de que el avión que ha secuestrado caiga en picado en Australia.
Una historia brutal con personajes de baja estofa. Nunca olvidemos que el autor es Chuk Palahniuk, experto en describir la decadencia del mundo que nos ha tocado vivir. Y como si un pintor rabioso de brocha gorda ensuciará una pared la narrativa de Palahniuk escupe críticas a diestro y siniestro mientras su personaje lucha por sobrevivir en una caótica sociedad de consumo. Una sociedad en la que el pensamiento en colmena nos convierte en meros sirvientes. Yo pienso por vosotros. Yo ordeno. Vosotros obedecéis.
Una sociedad repleta de religiones que dictan normas y coaccionan formas de pensar, y del negocio  y el dinero que se puede ganar con un buen asesoramiento legal. Y eso, el protagonista, Tender Branson, lo sufrirá en sus propias carnes, hasta el pasaje que nos llevará al momento más hilarante y divertido de la historia: La boda durante la Super Bowl.
Quizá la historia no sea tan atrayente como otras novelas de Palahniuk, pero sigue siendo una demoledora sátira sobre el precio de la fama que nos hará llegar hasta la página número 1. Quizá en el relato no haya ninguna sorpresa ni llegué a asombrar como para hacer una gran O con la boca, pero el mensaje es directo y en un lugar recóndito de tu psique ha quedado almacenado. Donde se almacena la buena información.

1 comentario:

  1. Pues está curiosa la historia! Ya lo pillaré cuando me apetezca leer algo más de Palahniuk.

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